martes, 1 de abril de 2014

Escribir me da la vida

La escritura es y ha sido siempre uno de los medios de comunicación más importantes de cuantos ha dispuesto la humanidad a lo largo de su historia. Desde que surgió la escritura, que no es más que la representación gráfica de un idioma, hace más de 5000 años, el ser humano la ha usado para dejar constancia en soporte físico, piedra, pergamino, papel o más recientemente formato digital, de cualquier acontecimiento que se juzgara importante, desde la narración de una batalla hasta la descripción pormenorizada de una flor. La escritura durante muchos siglos solo estuvo al alcance de una minoría culta de la sociedad, minoría representada casi siempre por los monjes de los monasterios y abadías, ni siquiera los reyes o nobles poderosos sabían escribir. La Ilustración alargó el conocimiento de la escritura defendiendo que todo el mundo, fuera cual fuera su condición, supiera leer y escribir. Una vez la escritura se extendió más allá de los miembros más cultos de la sociedad, ésta ha ganado importancia y se ha ido enriqueciendo con esa incorporación.

Escribir es uno de las maneras que yo tengo para poder relajarme. Desde hace ya unos meses escribo con cierta periodicidad en este blog, animado por amigos y amigas que me han apoyado en esta tarea. Gracias a esas personas que me encorajinaron a abrir un blog y a escribir, puedo decir que me siento mucho más cómodo conmigo mismo, más a gusto. Me da la sensación que son las letras a lo que tendría que haber dedicado más tiempo. Siempre he sabido que yo era más de letras que de ciencias. Lo que pasa es que por caprichos del destino, por no querer defraudar a mis padres y mi familia, me dio por las ciencias que siempre se me han dado bien, los número no tienen ningún misterio dos más dos siempre serán cuatro, se mire por donde se mire. Las ciencias por muy complejas que se quieran vender, las ingenierías por muy difíciles nos las quieran hacer ver por el motivo que sea, son simples: un edificio o un puente se construyen siempre de la misma manera según el terreno que tengamos, las células siempre se reproducen igual, una reacción química siempre se dará si confluyen las condiciones necesarias. Son las letras las que son complejas, porque una misma palabra puede significar muchas y muy diversas cosas y sólo la persona que la lee o la escucha es la encargada de encontrarle significado: por ejemplo la palabra bajo, según el contexto en el que nos movamos puede ser peyorativa (eres un chaval muy bajo), puede ser un calificativo positivo (ese vuelo es de bajo coste), o ninguna de las dos (él está tocando el bajo). En las palabras somos cada uno de los individuos los que debemos interpretarlas.

Desde que escribo como he dicho me siento mucho más tranquilo, mis problemas me parecen menos graves, incluso mi carrera me parece una minucia comparado con el hecho de llegar a escribir algún día un libro, empresa que considero de las más complejas que existen y de las que es capaz el ser humano. Desde que con mayor o menor frecuencia intento escribir, admiro mucho más, aunque antes ya me gustaran, a todos esos escritores a los que siempre he leído, y soy capaz de darme cuenta del enorme esfuerzo que conlleva narrar algo de manera convincente y ordenada sin que se te quede nada en el tintero. Si cuando comencé la carrera hace ya más de cinco años, lo que de verdad quería ser y a lo que más importancia daba era a ser un gran ingeniero de caminos, profesión que por aquel entonces consideraba una de las élites de la sociedad (¡Qué equivocado estaba!); sin embargo a día de hoy a lo que aspiro es a poder reconducir mi vida hacia mi camino que creo que estará más ligado a las letras que a otra cosa. Porque son las letras y la escritura lo que de verdad me gusta, lo que me ilusiona, lo que me hace llegar por las tarde a mi casa e intentar sacar siempre un hueco para escribir, dejando incluso a un lado las obligaciones de la escuela y lo que tenga que hacer y estudiar. La escritura es una de las razone que me lleva a pensar que puedo ser capaz de enmendar el enorme error que supuso meterme a estudiar Ingeniería de Caminos, y que no supe corregir a tiempo, aunque si he de ser sincero no sé si seré capaz de hacerlo ahora, después de haber “perdido” tanto tiempo estudiando algo para ser alguien que ahora sé que no quiero ser.

Considero que todas las personas somos capaces de escribir, todos podemos unas el whatssap para mandar mensajes de amor a nuestras queridas parejas, o para disculparnos por algo, o para bromear con unos amigos. Sin embargo sólo unos pocos son capaces de escribir con mayúsculas, de contar historias, de hacerlas verídicas, de conseguir que los lectores de esas historias se sumerjan en ellas y sientan identificados con los personajes y lo que les pasa, de que sientan miedo y amor, de hacer reír y llorar, en definitiva de entretener y emocionar. Sólo uno pocos han sido visitados por la musa Clío. También yo aspiro a convertirme algún día en una de esas personas que reciben la visita de Clío, aunque sé que quizá nunca se produzca, seguramente no tenga esa suerte. Soy incapaz de escribir nada más extenso que unos cuantos folios, y menos aún de inventar nada original.

La originalidad de la escritura es un concepto relativamente falso. Me explico. Alguien que quiera escribir de amor, si bien es cierto que no puede hacerlo sin haber amado nuca sí puede hacerlo sin haber sido amado. Todo lo que los escritores plasman en sus libros o artículos son sus propias visiones particulares sobre el mundo y la vida. Visiones que todo el mundo tenemos, y sobre las que todos creamos nuestras propias opiniones. Es cierto que un escritor puede o no escribir de forma autobiográfica, pero un autor debe tener algún tipo de conocimiento y opinión sobre todo lo que escribe porque si no, no podría hacerlo. Las historias que se narran en los libros, en las novelas, son todas inventadas y todo parecido con la realidad se lo da el lector, pero todos los personajes que salen en ellas tienen su modelo en la realidad, y todos los sentimientos que van experimentando con el desarrollo de la novela son sentimientos reales, que existen de verdad y que todo el mundo alguna vez ha experimentado. Por muchas visitas que la musa Clío le haga a un escritor, nunca serán suficientes para que éste sea capaz de crear de la nada a un personaje de una novela, y mucho menos inventarse lo que se siente al hacer el amor con la persona amada o al ser traicionado por un amigo al que se apreciaba mucho. La escritura no se podría dar sin la realidad; sólo aquel que vive y siente amor, ira, odio, angustia, miedo, es capaz de escribir y narrar historias. Yo estoy muy lejos de llegar a hacer esto porque me queda mucho por vivir y muchas experiencias que sentir.

Sin embargo sí hay cosas sobre las que puedo escribir, y en el fondo son sobre las que escribo. En mi caso puedo escribir de las experiencias que he vivido y que me han marcado, sí puedo escribir de mi propia vida porque la vivo a diario, y sólo yo puedo hacerlo. Escribo sobre mí, sobre lo que se me pasa por la cabeza, sobre las personas que me han marcado, los viajes que he disfrutado, las películas que veo o los libros que leo. Pero sobre todo escribo de la vida que vivo, y de cuantas reflexiones personales se me pasan por la cabeza y el corazón. Con este blog y los artículos que voy publicando no pretendo que nadie me lea, no obligo a nadie a hacerlo, no cobro nada por ello, quien quiere leer lo que escribo es muy libre de hacerlo, es gratis además (cosa que en España atrae mucho). El escribir sobre mis experiencias vitales o sobre reflexiones personales que me apetece dejar plasmadas, no implica que cualquier persona pueda sentir lo mismo que yo, o incluso sentirse ofendida por lo que escribo, si es así pido disculpas de antemano, pero seguiré escribiendo porque a nadie tengo que pedir permiso para escribir de mi propia vida, o para expresar lo que siento en un determinado momento.

Si escribo es principalmente porque es una manera de desconectar de mi vida, y verla con un poco de distancia, ya que a veces para poder escribir hay que tener un poco de perspectiva, incluso de uno mismo. Escribir me sirve de válvula de escape ante un modo de vida que yo elegí, pero en el que no me siento a gusto. Cuando estoy escribiendo no estoy pensando en mis problemas, aunque esto sea contradictorio ya que a veces escribo sobre ellos, pero me sirve para verlos casi desde fuera. Escribir también es una forma de decir todo lo que llevo dentro y que si lo dijera en el momento en que se me pasa por la cabeza, sin dejar que macere un poco, podría no ser del todo educado. Entiendo también la escritura como una forma de no olvidar, de volver a vivir las buenas experiencias que he pasado, pero también las malas; de recordar a aquellas personas a las que una vez quise y que se fueron esfumando o dejé escapar, como escapa el agua de entre nuestros dedos. Escribir me da la vida, me la hace amena, pero sobre todo me ilusiona y me hace feliz, aunque lo que escriba no termine por gustar a todo el mundo. Aunque en definitiva si algo no gusta es porque se ha probado.

Por cierto sigo esperando la visita de la musa Clío, aunque me da a mí que hoy tampoco se va a presentar. A quizá sí.


Caronte.

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