jueves, 24 de abril de 2014

Ante todo mala educación


Arte y Estética de la Ingeniería es una asignatura de quinto de mi carrera en la que se nos intenta dar una visión general de la evolución de las obras civiles a lo largo de la historia, así como de los materiales usados, las técnicas de construcción empleadas y los elementos estéticos dominantes en cada periodo. Es una asignatura con poco peso en la carrera, de apenas dos horas semanales de clase. Además de la clase normal, en la asignatura se permite hacer a quien quiera y por grupos un proyecto que consiste en la realización de un artefacto que asemeje alguna obra o proceso constructivo, para luego presentarlo en clase. Este trabajo sirve para poder subir nota, y durante el curso al final de cada una de las clases se van realizando las exposiciones de nuestros compañeros, algunas de ellas muy curradas.

Desde los primeros meses de clase, se vio que esta asignatura no interesaba a casi nadie; muy poca gente venía a clase. Con el paso de los meses todavía ha terminado por venir mucha menos gente. Hay personas que simplemente han venido a clase para presentar su proyecto, encaminado exclusivamente a subir su nota en la asignatura (de interés por la misma ha habido poco, creo yo), y ya no se les ha vuelto a ver el pelo por clase de Arte. Esta actitud, al menos para mí, me parece sumamente hipócrita, propia de cretinos de la peor calaña. Gente sinceramente miserable. Si no te interesa una asignatura no venga para nada, y punto, asume tus consecuencias, sé maduro. Con esta actitud, este tipo de gente demuestra cómo es. Estas personas lo único que han ido buscando es hacer el trabajo y presentarlo para que les suban la nota, no les ha interesado nada más, hecho demostrado teniendo en cuenta que no se les volvía a ver por la clase tras su exposición. Para mí esto es completamente injusto, no ya para mí, que por voluntad propia no he querido hacer este trabajo voluntario, sino para aquellos compañeros y amigos míos que sí se han currado un buen proyecto para presentar y además van todos los días (con alguna falta, como corresponde a personas normales). Simplemente espero que en la cátedra los profesores se hayan dado cuenta de esto y se vea reflejado en las notas.

Podría hablar mucho sobre este tipo de gente y sobre su actitud no ya sólo hacia la asignatura de Arte, sino hacia otras muchas asignaturas de la carrera. Actitud propia de personas inmaduras, incapaces de asumir responsabilidades y ser coherentes entre lo que piensan y sus actos. Coherencia que entiendo que en muchas ocasiones es cara, y te puede ocasionar disgustos con otras personas. Coherencia que sin embargo, creo que es esencial para estar a gusto con uno mismo; aunque supongo que estas personas están a gusto consigo mismas siendo hipócritas. Allá ellos. Como digo podría hablar mucho de este tipo de actitudes y personas que veo constantemente en mi carrera, pero me deprime mucho pensar (y ahora poner por escrito) en cómo es esta gente y en cómo serán los futuros ingenieros de caminos, aquellos a los que se supone algún día tendré que considerara “compañeros” de profesión. Pensar en esto me sume en un pesimismo tremendo, y me hace ver que no quiero compartir profesión, ni quiero ser compañero de este tipo de gente, tan cretina e hipócrita. Sin embargo, y a pesar de todo esto, todavía tengo alguna esperanza, porque también hay excepciones, hay gente sincera y coherente en esta carrera, hay gente que merece la pena y que vale mucho, por suerte conozco a un puñado de estas personas, y también soy amigo de unos pocos de ellos (puedo contarlos con los dedos de las manos y me sobran bastantes). Pero también es cierto que, visto lo visto últimamente, me estoy dando cuenta que este último tipo de personas son minoría en mi clase.

Con todo lo anterior no estoy diciendo que simplemente por el hecho de no venir a una asignatura se sea un cretino, un hipócrita o un maleducado. Todos en un momento u otro en la carrera (y supongo que pasa en todas) hemos dejado de ir a una o varias asignaturas. Esta no es la cuestión que estoy criticando. Lo que critico es que haya gente, y me vuelvo a referir a la asignatura de Arte, que vaya a clase únicamente el día en que tiene que presentar su trabajo (para subir nota), y después ya no se la vuelva a ver el pelo. Eso es lo que estoy queriendo decir.

Pero si hay algo que ha terminado por colmar mi paciencia con respecto  a este tipo de actitudes y gente pasó el otro día en clase de Arte. Aquella mañana tenían que presentar su proyecto cinco grupos de compañeros, de entre los cuales había varios amigos y conocidos. Teniendo en cuenta que, como se fue viendo en las primeras exposiciones, no íbamos a poder ver como se debería todas las exposiciones en el tiempo de clase, todos los presentes (que para variar éramos pocos) sabíamos que nos íbamos a quedar sin el descanso que hay antes de la siguiente clase. Aún tomando todo ese descanso, la última exposición se tuvo que alargar unos minutos, cogiéndolos de la clase siguiente, o eso al menos se intentó, con muy mal resultado. Digo con muy mal resultado porque mis muy queridos y apreciados compañeros de aula y curso, que no habían venido a clase de Arte (la mayoría de ellos), asignatura empezaron a agolparse en la puerta del aula a medida que llegaba la hora de la siguiente clase. Sabiendo que la clase estaba ocupada, que el profesor de la siguiente asignatura no había llegado, y que dentro del aula, donde estábamos lo que sí habíamos ido a Arte, se estaba terminando de exponer un trabajo, no dudaron en ningún momento en irrumpir en clase importándoles una mierda si alguien estaba exponiendo o no. No sólo entraron en masa, sino que lo hicieron como si estuvieran en un mercado comprando, dando voces, pasando por medio de la exposición, ignorando completamente a las personas que estaba terminando ya de exponer su trabajo (es cierto que estaban terminando porque quedaba por ver el vídeo del proceso constructivo de su artefacto, 3 minutos). El desprecio que toda esta gente mostró hacia sus (nuestros) compañeros que se habían currado un buen trabajo y una buena presentación, y en menor medida hacia las personas que estábamos viendo dicha exposición me pareció penoso. Me dio verdadera pena. Pena de que exista gente de esta calaña. Y peor aún es que algunas de estas personas que entraron en clase interrumpiendo la presentación, habían presentado también su proyecto en semanas anteriores sin que nadie les interrumpiera, prestándoles atención con educación y dejándoles hacer su trabajo. Penoso. Nadie se dignó a esperar a que acabara la presentación, quizá porque la dignidad la perdieron hace tiempo, si es que alguna vez tuvieron de eso.

La situación me pareció completamente lamentable. Me dio vergüenza ver aquello. Sentí rabia viendo la indiferencia y la mala educación de la gente. Sentí impotencia viviendo aquella situación, impotencia que me llevo a implorar silencio, a gritar si la gente podía hacer el favor de callarse, grito que quedó enmudecido por los gritos aún mayores de los verduleros de mis compañeros. También sentí pena por ese tipo de gente a la que se supone debo considerar mis compañeros. Yo no soy compañero, y nunca lo seré, de ese tipo de personas. Nunca. Básicamente porque no soy como ellos, y porque estoy seguro que ellos tampoco me considerarán nunca un compañero suyo. Esta gente fue ante todo maleducada. Algunos pudieron ser hipócritas, otros muchos cretinos, pero todos maleducados. Fue una vergüenza. Me sentí asqueado de pensar que estas personas que están a un paso de formar parte de la sociedad en pleno derecho sea así ¿qué nos espera? Incluso sentí pena de mi mismo por pertenecer, en cierta manera, a este grupo de gente, por estar allí en aquel instante. Terminé asqueado, y el día simplemente estaba empezando, porque eran únicamente las diez y media de la mañana.

Pero no fue esto lo que terminó por agotar mi paciencia, aunque no se notara. Fue la hora de la comida, cuando tuve que escuchar de boca de alguien a quien un día quise mucho y consideré mi mejor amigo algo que me confirmó lo hipócrita que puede llegar a ser esta persona. Persona que forma parte del grupo en el que me muevo, con el que comparto amigos y con el que tengo que convivir de manera más o menos estrecha, mal que me pese, todos los días. Esta persona que no ha venido más que cinco o seis días a clase de Arte, y al principio del curso, y que si lo hacía era porque no tenía otra cosa mejor que hacer o nadie con quien estar, se puso a criticar la falta de educación de todos los compañeros de los que he hablado anteriormente. Fue en ese momento en que por dentro yo ya no podía más; me callé y no dije nada por respeto hacia la otra persona con la que estábamos comiendo, y a la que sí considero mi amigo; me callé cuando quizá tendría que haberle contestado. ¿Cómo se puede ser tan falso e hipócrita para criticar la falta de educación de la gente cuando no has venido a clase casi nunca, y ese mismo día llegas casi una hora tarde y te pierdes la exposición de los que se supone son amigos tuyos? ¿Cómo se puede hablar de falta de educación cuando te has puesto a hablar con el móvil en medio de la clase de Arte, sin importarte una mierda nada? Pero me callé porque no quería terminar todavía peor aquel día. Pero mis tripas me dicen que debería haber hablado, haberle contestado. A mí no me demostró nada nuevo ese día esta persona, ya me lo demostró en su día cuando me di cuenta de a quien había considerado mi mejor amigo. Una persona falsa, hipócrita que se pone a criticar a la gente por maleducada sin haberse mirado al espejo aquel dí..

Menos mal que ese día acabó bien y pude ir a que uno de mis escritores favoritos me firmara dos libros. Sin aquello aquel día hubiera sido uno de los peores en mi vida y en la carrera. Es una pena que haya gente así y que el futuro de la sociedad, no ya española que en el fondo eso me da igual, sino en términos generales vaya a estar basado en estas personas. Espero que no sea así de manera general, y que simplemente esto haya pasado porque mis compañeros de clase son unos maleducados que no tienen respeto por nadie.

Caronte.

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