Es muy complicado
leer una obra consagrada por la crítica internacional y los lectores, y
quedarte con un mal sabor de boca después de ello. Esto mismo es lo que me ha
pasado con “A sangre fría”, de
Truman Capote. Tenía muchas ganas de
leerme este libro por lo que todo el mundo decía de él: que si era una obra
maestra de su género, que si trataba con mucha profundidad temas bastante
espinosos, etc. Da la casualidad que un día dándome una vuelta con unos amigos
por la Cuesta del Mollano, cerca de Atocha en Madrid, en uno de sus numerosos
puestos de libros de segunda mano, rebuscando entre las cajas atestadas de
libros que los libreros tienen expuestas al aire libre, me di de bruces con una
edición de este libro del Círculo de Lectores del 1972, y además a muy buen
precio 1,50 €. Sin pensármelo dos veces lo compré, ya que estaba en mi lista de
libros pendientes.
“A sangre fría” es uno de esos
libros que llaman tanto la atención entre el público que pronto se convierten
en clásicos de la literatura. Por otro lado esta obra de Capote es especial, ya
que no es simplemente una novela al uso, “A
sangre fría” es un relato real, muy bien documentado de un trágico y traumático
hecho que ocurrió en los EE.UU., concretamente en la ciudad de Holcomb en el
estado de Kansas en el año 1959. Este fatídico hecho fue el asesinato de cuatro
miembros de una misma familia, los Clutter
dos adultos y dos de sus cuatro hijos, en su propia casa, por parte de dos
individuos que no tuvieron ningún reparo en cometer estos crímenes tan atroces.
En su día este asesinato tuvo muchísima repercusión en la sociedad americana, y
Truman Capote y la escritora Harper Lee decidieron ir hasta Kansas para poder
realizar una crónica detallada de cuanto sucedió. Para realizar dicho trabajo
se tuvieron que ganar la confianza de la sociedad de Holcomb y alrededores,
cosa que no fue fácil, así como entrevistarse en numerosas ocasiones con los
dos asesinos que cometieron el crimen y con los agentes de policía encargados
de la investigación del mismo.
He de decir que
como trabajo de investigación periodístico, “A sangre fría” es un magnífico ejemplo de crónica exhaustiva
y bien hecha, pero a mí no me ha terminado de convencer. Quizá ha sido así por
la traducción de esta edición, que desde mi punto de vista es pésima, pero este
libro no me ha terminado de convencer, no me ha llegado, no veo la obra maestra
por ningún lado. “A sangre fría”
está estructurada en cuatro partes. En una primera en la que se narra cómo
fueron las últimas horas de los Clutter y se retrata a los cuatro miembros
asesinados de esta familia, profundizando bastante en su personalidad y forma
de ser. En esta primera parte también se presenta a los dos asesinos, Dick y
Perry, y se narra su viaje hasta la casa de los Clutter y cómo sucede el
terrible crimen. La segunda parte narra la reacción de Holcomb al conocer lo
sucedido con los Clutter, así como la investigación policial, y los pocos
avances que se producen en la misma por falta de pistas; en esta parte la narración
se centra en los perfiles personales de los asesinos, en su pasado. En la
tercera parte se narra cómo se logra dar caza a los dos asesinos, mientras que
en la cuarta y última parte se cuenta la estancia en la cárcel, el juicio y la ejecución
de los mismos.
Mi opinión sobre “A sangre fría” es bastante clara:
me ha decepcionado. Si tengo que destacar alguna parte creo que lo mejor del
libro se da en la segunda y cuarta parte, donde la narración es bastante más
viva y ágil y la historia se desarrolla en un único escenario. En estas dos
partes, Capote saca a pasear su maestría narrativa y despliega un amplísimo
conjunto de recursos literarios para novelar una cruda realidad, un suceso
terrible y duro; no hay que olvidar que todo el libro está escrito en tercera
persona lo que hace que el autor tenga que cuidarse mucho de poner opiniones
personales. Por su parte la primera parte del libro, en la que se introduce
toda la historia, y se narra la vida de los Clutter y el viaje de los asesinos
hasta Holcomb, se hace muy pesada. Ha habido momentos, durante mi lectura del
libro, en que pensé en dejarlo porque se me estaba haciendo tedioso, en parte
por la traca de lugares, personas, nombres que iban apareciendo sin darme un
respiro para poder asimilar todo lo que estaba leyendo. Es probable también,
como antes he dicho, que la traducción haya influido en mi opinión sobre esta
primera parte; pero creo que aún así, esta parte es más que saltable. Tras esta
primera parte lenta y tediosa, llegó la segunda, más ágil y fácil de leer, con
la que la narración ganó en intensidad y ritmo. Pero esto duró poco porque en
la tercera parte se para en seco el ritmo y volvemos a una narración (o traducción)
farragosa e interminable, en lo que lo único que quieres es que llegue un punto
y aparte para dejar de leer un rato. Por suerte la última parte del libro
recupero la intensidad narrativa y Capote culmina la narración de manera
extraordinaria con unos monólogos tan profundos como interesantes, de lo mejor
del libro.
No dudo que “A sangre fría” sea una de las
grandes novelas del siglo XX, o al menos, una referencia en su género. Sin
embargo yo he quedado bastante decepcionado, me esperaba algo más; quizá en
unos años vuelva a coger este libro y a releérmelo, aunque muy probablemente
escoja una mejor traducción o incluso su versión original, en cierto modo para
averiguar si el libro es en realidad como me ha parecido en este primera
lectura o en verdad es una obra maestra. Truman Capote siempre fue una figura
atractiva, por su forma de ser, por sus crónicas periodísticas, y por novelas
como “Desayuno en Tiffany’s”, y ha
inspirado numerosos libros y películas sobre su vida (como la que le dio el
Oscar a Philip Seymour Hoffman, recientemente fallecido, por su magistral interpretación
de Capote); pero a mí Capote no me ha terminado de gustar. Quizá mis gustos
deban madurar algo más con el tiempo y dentro de unos años y unas cuantas
docenas de libros pueda apreciar esta obra.
Caronte
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