El que adjunto a continuación es un artículo que no he escrito yo y que para mi gran sorpresa recibí ayer por e-mail. Si tengo que ser sincero no esperaba recibir por mi cumpleaños algo semejante y reconozco que me ha sorprendido un poco. Añado que supongo que todo lo que mi pequeño gran amigo cuenta de mí es en gran parte falso y una distorsión premeditada de la realidad, pero sea lo que sea (porque lo voy a leer una vez lo publique como él me ha pedido) seguro que estará escrito desde el cariño....o no. Antes de nada me gustaría darle mi más sincero agradecimiento de todo corazón.
Y aquí os lo dejo:
“En un lugar de la Mancha, de
cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los
de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”. Para para, se ha
rebobinado la cinta demasiado. A ver ahora. “Así es que la ciencia está agitándose siempre entre los hombros
astronómicos de lo infinitamente grande y las maravillas de lo infinitamente
pequeño; ¡lo infinitamente pequeño, que, como dijo un gran escritor, no es
acaso más que el gigante que para embromarnos se disfraza de enano!”.
Sí,
quizá sea el período justo, vamos bien. Porque el siglo XIX le viene que ni
pintado a mi querido amigo de nombre decimonónico (por momentos podría parecer
que le iría bien viviendo en él), y la
célebre frase de D. José Echegaray quizás haga justicia al que espero y deseo
sea un día el segundo premio Nobel de Literatura que la Ingeniería de Caminos
española ha dado.
Pues
bien, qué sorpresa para los ávidos lectores de este pequeño rincón literario
toparse con un artículo que hable por fin de su misterioso autor llamado Caronte. Ya era hora de que éste fuese
desenmascarado, mejor aún si es con motivo de su vigésimo cuarto cumpleaños,
arrojando luz a las tinieblas de este agujero infecto que por momentos es La Laguna Estigia. Quizá me esté dejando
llevar por la fuerza de la prosa, pero dejémonos de tonterías y pasemos a
diseccionar al literato oculto enfrente de la pantalla del ordenador agazapado tras
una única venta con barrotes (qué ironía), en sus dominios particulares de la
finca familiar del marquesado de Vicálvaro.
Antes
de ponerle a caer de un burro, que muchas veces bien que lo merece, a pesar de
todas sus taras he de reconocer (pero no en voz alta) que mi buen amigo es una
de las mejores personas que conozco. Vale, sé lo que estáis pensando, en
nuestra amada escuela de caminos desgraciadamente no abunda la gente buena y
por ende es sencillo que alguien mediocre vaya a la selección; pero en este
caso no es así. El pomposo rubio de ojos azules y cuerpo apolíneo (ahora, antes
se le veía bien de lejos) marcado por largas horas en el gimnasio con Aznar es
una gran persona que mucha gente se ha negado a conocer de verdad. Él mismo
quizás sea una de ellas, pues es tan sumamente cuadriculado que corre el rumor
de que sería más sencillo entrar a darse una vuelta por Corea del Norte y
hacerse un selfie con Kim Jong-Un en
un McDonald’s que hacerle cambiar de
opinión en multitud de aspectos de su vida diaria. Lleva un cilicio puesto a
voluntad propia, como diría otro buen compadre bananero suyo.
Pues
sí amigos, resulta que a pesar de que él mismo se descalifique (más bien se
fustigue) en incontables ocasiones, este Judas
es un amigo con todas las letras. A-mi-go.
Lo escribo así porque el chaval es un poco falto, y de vez en cuando hay que
decirle las cosas de este modo para que las entienda, qué se le va a hacer (que
conste que no parafraseo ninguna referencia a algún elemento incómodo del
mobiliario urbano muniqués). A pesar de
ello no se le cree, por lo que espero que relea esto tantas veces sea necesaria
para que se dé por aludido. Y que sobretodo entienda de una vez qué es la palabra
amistad y se la tatúe en el cerebro, porque a fe mía que más de una vez se lía
y ve amigos donde no los hay, y viceversa.
Y que
conste que no es sencillo hoy día ser amigo de alguien, mucho menos encontrar a
alguien que lo sea para ti, pero él demuestra que es una persona en quien se
puede confiar, y que siempre estará ahí cuando lo necesites, mostrando su apoyo
incondicional (con la consiguiente chapa paternalista) y ayudándote a
levantarte cuando tropiezas mil veces con la misma piedra (sí amigos, se puede
tropezar infinitas veces más qué nuestro ilustrado blogger). Lo dejo ya porque sino alguna lagrimilla me va a asomar,
y no es plan de ponerse melancólico cuando el objetivo estaba claro: sacar sus
trapos sucios.
Bueno,
antes de sacarlos, mejor dejarme que saque yo el peine que me he tenido que
comprar. ¿Cómo, no sabéis para qué? Claro amigos, es que mi buen compañero
resulta que siempre me manda a peinarme cuando yo (y otro buen amigo nuestro de
incontable valor, más que el que él injustamente, y de manera más que aparente,
le da) le conmina a salir a tomarse algo con SÓLO una hora de antelación, si
llega. Es que a ver, a quién se le ocurre… ¡Error! Tan de sopetón no se pueden hacer las cosas, hombre. Qué absoluta falta
de respeto; seguro que estáis pensando. Ironía al margen, he de decir que
siempre le seguiremos llamando para intentar disfrutar de su gran compañía; y
si no, pues al menos lo haremos por salir peinados por Madrid, que con nuestras
pintas habituales de millonetis y de gente pudiente no nos llega normalmente.
Volviendo
al tema de su cajón de mierda, que sé que estáis deseándolo, empezaré a
enumerar sus vicios. Emmm… Tiene tantos que no sé bien por dónde empezar,
dejarme bien que piense. ¿Os acordáis de aquel pedal que se enganchó? Ah no,
que él sólo pide Eine Fanta (lástima no
poder insertar la foto del camarero de la Hofbräuhaus).
¿Y recordáis aquella vez que se encendió un porro en clase? Vaya, tampoco fue
él, eso solo pasaba en mi instituto. ¿Quizás
del volquete de putas que organizó? Qué pájaro el tío… Mierda, ese no fue él,
sino Francisco Granados (lástima, cada vez quedan menos políticos como Alá
manda). Otra oportunidad. ¿Y de la vez que empalmó dos fiestas seguidas? Vale,
vale, perdón, juntar las uvas con el concierto de año nuevo no es empalmar, que
me he liado. Emmm… Si es que este tío es un temerario, vive tan al límite que
se me hace difícil recordar las correrías que se pega el muy pendejo cabrón. No hay norma que no quiera quebrar, le pone el
riesgo. El novio de la muerte, dirían algunos.
Como
aquella vez que casi fallece, en una de las muchas ocasiones que se juega su
pálido pellejo. Estábamos tranquilamente una cálida tarde de agosto en la
orilla del apacible río Isar de la
capital bávara cuando decidió que, previo haber mandado a la avanzadilla como
buen general, merecía probar el subidón de adrenalina que era dejarse llevar
por esas aguas domadas por los surfers
alemanes hasta un punto indeterminado del Englischer
Garten. Espero no olvidar nunca su reacción y sobretodo su cara cuando
salió de esa especie de bomba sesentera que se marcó para lanzarse. Su cara.
Ésa cara. Con un grito saliendo de lo más profundo de su ser, como si se le
hubiese helado el alma. Como se nota que el muy señorito en Galicia no se baña,
es muy de caldo mediterráneo como buen gato. Congelado estaba, como canicas,
dijo tenerlos. Y menudas risas que nos echamos a su costa. El tío valiente no
abrió la boca en todo el camino, acojonado y muerto de frío que iba. Qué
grande. Lo mejor es que jamás reconocerá que se lo pasó como nunca; y lo peor
es que no quiere volver a vivir emociones fuertes porque alojarse en un camping
(con su legendaria comodidad) es demasiado bajo para su actual status social.
Lástima, él se lo pierde; se le echará en falta sin duda.
Y ahora
sí que recuerdo varios de sus vicios. Qué triste, yo que pensaba haberlos olvidado
de lo lamentables que son. ¿A qué diríais que está enganchado? Venga va, se
abren las apuestas. Oigo por ahí que a la metadona. Frío, frío; su piel mezcla
del culo de Iniesta y la teta de una monja no se debe a ello. Otro por ahí dice
que es un loco del volante. ¿Éste? ¡Qué va! El rey del carril central en una carrera de caracoles se quedaría en
la Q1. Dejarlo, porque jamás lo adivinaríais. Os lo describiré: es un enamorado
de un néctar supremo de color rojizo, macrotextura delicada, punto de
reblandecimiento anillo-bola bastante
bajo, retrogusto petulante en el cielo del paladar y que según él realza la
potencia de cualquier otro alimento elevándolo a la categoría de las estrellas
Michelin. Obviamente según esto todo el mundo ya lo sabe. Sí amigos, el Tomate Orlando. Orlando, sólo Orlando,
el tomate frito casero de vuestras madres y abuelas es pura bazofia, cómo osáis
siquiera compararlo. Sé lo que estáis pensando, yo también creo que es
lamentable, pero tristemente es cierto. Reconozco que casi todos los intentos
de abrir sus limitadísimos horizontes culinarios han fracasado, aunque espero
no rendirme y desengancharle de tal adicción. Supongo que lo lograré, hasta el
minuto 93 siempre hay tiempo de tocar la moral.
El
siguiente vicio es su forma de vestir, si es que a cubrir su desnudez puede
siquiera referirse eso que él hace. Digamos, sutilmente, que el gusto vistiendo
se lo contagió Dani Alves; por lo que seguro que lo catalogáis como discreto. No
sabemos bien qué le ha dado desde hace un tiempo, pero su daltonismo galopante
(rosa y rojo, puñetazo en el ojo) y su poco sentido común que a su lado el payaso de Micolor sea un hombre elegante.
Eso un día cualquiera, ya que aprovecha cualquier ocasión para lucir palmito y
renovar su fondo de armario cual marujona. Pero nada es comparable a La Prenda. De los creadores de “nada podía ser peor” y de los
productores de “bandera en pista a rayas
amarillas y rojas” llega el famoso y catatónico pantalón de cuadros de mi
ilustre amigo. Tenéis que verlo (aconsejo no desayunar antes), las palabras no
hacen justicia a tamaño horror. Aunque reconozco que, aparte de que este gran
señor lo viste con lustre, elegancia y altivez, me fascina cómo una prenda de
tantos colores y formas diferentes es absolutamente incapaz de combinar con
ninguna otra. Aunque mi grandilocuente amigo se empeña una en otra vez en
disfrazarse con eso unido a un jersey ¡de rombos de otros colores! y a unos
calcetines “a juego” prestados por Jesús Mariñas. Hay que reconocer que huevos
le echa un rato, yo así vestido no salgo ni de mi habitación. Chapeau por mi amigo, exporta moda a
pesar de lo que digan los demás.
Además,
si algo caracteriza también a mi camarada son sus firmes convicciones. Esas
mismas que le hacen declararse monárquico a la vez que sueña con la república, estudiar
francés a la par que aprovecha cual ocasión que tiene para llamarlos a todos vuelca frutas, vanagloriarse de no
dedicar tiempo a los estudios y “mágicamente” aprobar todas, vestirse y
comportarse cual miembro de las juventudes del PP cuando dice ser votante de
izquierdas, declarar asco absoluto a nuestra amada escuela y luego apuntarse
voluntariamente a actividades extraescolares en ella y llegar el primero a
clase, poner un blog público narrando al detalle su vida personal y ofenderse
de veras si alguien le coge el móvil, dar por culo con quererse ir de viaje
solo porque se aburre en casa y cuando tiene la oportunidad de viajar con
amigos rajarse completamente, vilipendiar a alguien y luego ser nuevamente su best friend in the whole world… Vamos,
igual de firmes que los cimientos de la Torre de Pisa. Bueno, me paro ya,
porque seguro que son ejemplos suficientes, y hay que tomarlos con moderación. Ojo
cuidado, que aun así, es de los más respetables de cuantos conozco, y defiende
siempre sus ideas seas cuáles sean. Que levante la mano quienes como él lo
hacen sea cual sea la ocasión (cri cri).
Y también, a pesar de ello, da unos consejos bastante buenos, sinceros y muy
firmes. La contradicción en estado puro.
Quizás
por esa valentía y esos principios que muestra creo firmemente que podría ser
un gran político, que es otra de las aficiones que este bellaco tiene. Hay
quien compara su atracción a las urnas con la que el gran maestro Julio
Iglesias tiene hacia cualquier persona del sexo femenino. Es ver una, y no
resistirse. Buenos palos se ha llevado un servidor por no ir nunca a votar, y
he de reconocer que son justos. Gracias a este buen compañero, a quien en sus
largos debates políticos (zzzzzz…)
acompaña otro amigo barbudo nuestro de corte proletario, ha hecho posible que
mi limitado conocimiento de la materia alcance campos tiempo atrás
insospechados. Eso sí, le recomiendo que se haga mirar porqué todas esas
personas cultas que de vez en cuando nombra como si fuesen amigos suyos de toda
la vida, siempre me recuerdan a ex jugadores del Real Betis Balompié… Se le augura un buen futuro en el campo
político y/o diplomático (sueña con desalojar a Trillo de Londres), y desde
aquí le deseo el mayor éxito posible. Desde algún rincón del planeta espero ver
su nombre en la prensa (rosa) algún día habiendo hecho algo grande (ser
tronista, por ejemplo).
Supongo
que esos gustos extraños derivan en parte de su tan mal gusto en otro campo
como es el juego de caballeros jugado por animales. Y es que aquí se le ve el plumero
a la legua, y se dice seguidor del Trampas FC. ¿Viéndolo alguien diría lo
contrario? Supongo que no, su peinado típico de las gentes que pueblan las
gradas del Establo le delata. Ahora
bien, todavía no me ha pasado ninguna entrada para ver a El Glorioso a pesar de que yo sea seguidor de su incómodo vecino y
rival, y eso que las malas lenguas dicen que él estaba al tanto las cuentas en
B de Luis El Cabrón. Supongo que es
otro de los misterios sin resolver de su dilatada vida; ése y su número de cuenta
en Suiza, que explicaría parte sus extensos fondos vilipendiados en los
tugurios de ropa, libros y restaurantes excelsos de Madrid.
Otra
de sus aficiones, aparte de los apasionantes e interesantísimos mundos de la
recolección de sellos y de libros de 2ª mano, es viajar. Le encanta viajar, en business claro; de mi delicado amigo
poco menos se presupone. Una de sus ciudades fetiche, a la cual reclama
insistentemente como capital del reino, es Toledo. Vive absolutamente prendado
de esta muy bonita ciudad (idílica según él), de la que guarda grandes amigos
como El Greco, a quien el año pasado
fue a visitar unas cuantas veces. Sigo sin entender cómo no fueron al Taco Away, ya que junto con la ilustre
villa de Olías del Rey es de lo poco decente que hay en la comarca de La Sagra.
Espero
que con este artículo que estoy ahora mismo concluyendo mi excelente amigo y
mejor persona se sienta plenamente satisfecho y agradecido por ello, y que
perdone a este escritor de más abajo de los confines de Príncipe Pío los
comentarios hirientes que haya podido realizar; son todos realizados desde el
cariño que se le guarda. Y pensar que hasta hace un tiempo éramos familia…
Quien lo diría leyendo esto (o sí, que hay gente pa tó). Todavía no sé incluir la firma digital, pero si no la
pondría aquí para que mi demacrado amigo creyese todo lo que le he dicho, por
más que él piense que como con otra gente, su relación termina cuando lo hagan
los tiempos de esclavitud de caminos en el cercano junio. Si es que hay que ver
lo cerrado que es este hombre, la virgen.
Esto
es todo amigos, como dirían los Looney
Toons. Compañero, muchas felicidades; que tu celebérrimo cumpleaños tenga
todas las fanfarrias y bambalinas que te tanto te emocionan, que seas feliz
aprendiendo a vivir con todo lo que tienes que es mucho y muy bueno, que no
cambies en ciertos aspectos ni un ápice (me encantan los idiotas) y que por fin
aprendas de música y tengas siempre alguna canción de Mr. Worldwide que tararear… Espero poder celebrar más años que soy
partícipe de tu amistad, un abrazo!!!
One
car lost.
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