martes, 17 de marzo de 2015

Del Atleti, francófilo y con un Cívic...

A este caballero, o señor, o quizá mejor señorito por el tamaño, o mejor aún chaval de barrio, sí esto último le viene que ni pintado, le conocí en primero de carrera un día extraño para qué engañaros. Fue una mañana tibia, de esas de principios de otoño en las que no se sabe si ponerse cazadora o ir a pelo en manga corta. Estaba en primero de carrera en las primeras semanas de curso, de carrera y de universidad. Como todas las mañanas me sentaba junto a otro amigo al que conocí también al poco de comenzar las clases, el del cúter no sé si os acordaréis (aunque lo del cúter vino después cuando se echó a perder por su adicción a la cafeína del café y las coca-colas), y una amiga que también conocí durante el curso cero durante el mes de septiembre. La primera clase de la mañana era Cálculo, y el profesor Don Mariano Soler, quizá el mejor profesor que haya tenido durante la carrera (y probablemente en toda mi vida).

Pues bien, estando allí sentados, en esos horrendos bancos de hojalata para cuatro personas en los que la espalda acaba deformada totalmente, llegó este chaval y se sentó en la fila de delante nuestra. Mi amiga le conocía del metro y nada más verle se sorprendió de que estuviera allí, ya que le correspondía ir a otra clase, ya que estaba en otro grupo (éramos muchos, muy jóvenes, ingenuos y llenos de esperanza, y nos dividieron en cuatro grupos). Este chaval llegó, mi amiga nos lo presentó, y se pusieron a hablar entre ellos. A él se le veía que ella le gustaba porque solo hablaba con ella, a mí y al del cúter poco caso nos hacía (algo sí, para guardar las formas). En un momento dado, no sé cómo, salió un tema relacionado con las parejas, o con lo que hacíamos los fines de semana. En realidad no me acuerdo mucho de cómo se llegó al hecho de que mi amiga dijera que tenía novio. En ese momento la cara de este chaval, que a la postre se convertiría con los años en uno de mis mejores amigos de la universidad (y fuera de ella también), cambió.

Todo se oscureció de repente. Supongo que él tenía la ilusión de que nuestra compañera no tuviera novio. ¡Menudo chasco se llevó! Todavía tengo graba a fuego en mi memoria la cara que se le quedó al pobre. Había llegado todo ilusionado, feliz y contento, y de repente todo cambió. Para mí la escena y el cambio en su rostro fue como cuando en las películas fantásticas se produce un cambio brutal y radical en el ambiente para dar a entender que algo malo se avecina, y rápido y hay que huir. Fue como un día en el que el sol brillaba radiante en lo más alto de la bóveda celeste y se cubriera súbitamente con nubarrones negros y se hiciera la oscuridad. El golpe que se tuvo que llevar, la decepción que tuvo que sentir supongo que serían fuertes; pero en el fondo son golpes y decepciones que todos nos hemos llevado alguna vez. Yo también he pasado por estos golpes: descubrir que la chica que me gustaba tenía novio (y no una vez); pero lo que pasa es que creo que yo lo he sabido disimular mejor. Este es uno de los problemas de mi amigo, que en cuanto tiene un problema se le nota en la cara a la legua.

Después de aquella mañana de octubre de primeo de carrera no volví a ver a aquel joven chaval hasta varios meses después. Fue a partir de entonces cuando mi relación con él empezó a crecer y a hacerse amistad algo que hasta entonces solo se podía considerar como compañerismo. También hay que decir que a pesar de aquel mazazo recibido esa mañana cuando se enteró que la chica que le gustaba tenía novio, no se dejó intimidar y siguió erre que erre, hasta que consiguió salir con ella y que fuera su novia. Pero no voy a hablar aquí de su relación con ella, que a día de hoy ya no es tal, no quiero con este artículo abrir heridas que se están cerrando mal y con dolor y no quiero traer de nuevo al presente malos recuerdos. Hoy me toca hablar de este chaval de barrio como yo, aunque aún más que lo que yo lo soy. Lo que pasa es que no sé si hablar de sus cosas buenas, que son muchas, o de las malas. Pero supongo que como muchas veces él mismo me dice, es mejor que escriba carnaza que es lo que vende, por tanto creo que me decantaré por las cosas malas, o aquellas que le pueden dejar en mal lugar y humillar públicamente que son la que venden y las que mejor pegan en este blog sensacionalista que escribo con más pena que gloria. De las cosas buenas que hablen otros.

¿Y por qué estoy hablando hoy de este amigo? Pues como he ido haciendo con todos mis amigos porque es su cumpleaños. No sé si querrá que escriba de él, supongo que no, aunque medio en broma medio en serio cuando le comenté que tenía pensado escribir de él me dijo que había varias cosas que quería “vetarme” (cosa que la final no ha hecho, y que yo no hubiera aceptado) y cosas que quería que incorporara al mismo. Lo que sí sé es que todos los años desde que le conozco y le considero mi amigo me ha venido diciendo que no quiere que le regale nada por su cumpleaños, ni que me confabule con nadie para celebrarlo. Dice que su cumpleaños es un día como cualquier otro y que por eso no le da mayor importancia, y yo le he contestado que como es un día cualquiera a mí me apetece regalarle algo porque es mi amigo. Discusión acabada.

En esto y en otros muchos asuntos es una persona muy cabezona, cerrada y terca. Sobre todo con lo que tiene que ver con la universidad, con la que se frustra siempre que las cosas no le salen como a él le gustan o como tenía pensado y planeado. Y cuando se cierra en banda no hay quien le soporte. Yo también soy una persona cabezona, cerrada y cuadriculada pero con cosas que afectan más al ámbito personal, lo reconozco pero creo que no tanto como lo es él con la universidad o con cosas absurdas y más situadas en el plano material. Si resulta que una clase en la universidad la da un profesor que no esperábamos qué le vamos a hacer, pues le aguantamos aunque sea una mierda. Pero él no lo toma así, se enfada y enfurruña, cambia la cara y parece que le han arrancado de cuajo una muela y sin anestesia. Muchas veces le digo que no tiene que tomarse tan a pecho los asuntos de la Escuela y la universidad, que no merecen la pena. Pero vamos, me hace el mismo caso que yo a él cuando me da a mí otros consejos.

También he de decir que me meto mucho con él, no porque yo quiera sino porque da para ello. Me meto con su estatura, más bien bajito es el chaval qué le vamos a hacer, y además da bajito compacto, porque podría decir que está fuerte pero estaría mintiendo y ya sabéis que todo lo que cuento en el blog es rigurosamente cierto, comprobado científicamente por expertos independientes de la universidad de Wichita. De lejos y según le dé la luz del sol parece ser descendiente de una de las legendarias tribus árabes de Oriente, o un beduino del desierto, o un miembro de una tribu caló de su barrio, o simplemente un marroquí que trapichea con costo debajo de los soportales de urbanizaciones y pisos de protección oficial. Pero eso es de lejos, luego cuando está cerca.....pues cuando está cerca las cosas no cambian tampoco mucho, sigue pareciendo todo lo anterior, aunque quizá gane más se aspecto caló.

Pero el aspecto es lo de menos, porque lo mejor de este chaval es su gran corazón. No me quiero poner muy moña ni sentimental, porque al final se lo terminaría creyendo, pero es la verdad. Es muy buena gente. Siempre intenta ayudar a todos, y se preocupa por sus amigos, entre los que creo encontrarme. Para mí ha sido un gran apoyo personal en momentos bastante duros y penosos en estos últimos años, y gracias a su ayuda, apoyo y consejos en el último año he podido superar por fin una época de mi vida oscura y muy complicada en el ámbito personal. Por eso también aprovecho este artículo para darle las gracias por ello (aunque no es al único que tengo que dárselas, el del cúter también ha colaborado bastante, aunque desde un punto de vista más amenazante).

Volvamos a los palos, a la carnaza. Una de las peores cosas que tiene mi amigo y que le consiento no sé muy bien porqué, es que es aficionado al Atlético de Madrid. ¡Qué desperdicio de ser humano! Pero bueno algo malo tendría que tener. Aunque ahora que lo pienso si solo esto fuera lo malo tendría un pase, pero es que no es así. No sólo es aficionado de una equipo que es puro “quiero y no puedo” y que consigue títulos solo cuando el resto de equipos están en baja forma, sino que es anti-madridista. Yo soy aficionado al Real Madrid, aunque el fútbol me gusta lo mismo que ir a misa, quizá por eso soy en el fondo del Madrid, y el chaval intenta hacer siempre bromas para dejar mal al Madrid, refiriéndose a cómo consiguió sus títulos pasados, a los jugadores que tiene (insultándolos de la manera más barriobajera que puede existir) y demás cosas. El problema es que por mucho que quiera meterse con el Madrid siempre puedo salir y contestarle diciendo “minuto 93”, y ahí se acaba todo, al menos de momento. He de añadir que en su juventud jugó al futbol, justo hasta que entró en la Escuela y todo se vino abajo. En sus tiempos mozos llegó a marcar en una temporada más de 50 goles, tras lo que yo me pregunto ¿si este señorito es capaz de meter 50 goles, cómo debían de ser los demás jugadores?

Otra de sus grandes pasiones es el motor. De hecho su Proyecto Fin de Carrera consiste en el diseño de un Circuito de Velocidad, que debería llevarse el premio a mejor proyecto de la historia de mi Escuela porque se lo está currando como un negro. Le encanta el mundo de los coches. Entre él y el del cúter, cuando se ponen a hablar de cuestiones mecánicas me terminan por perder y entonces me intento evadir de la conversación para no acumular datos inútiles. Este verano pasado estuve con él y un amigo suyo en Nürburgring, la meca de los amantes de la velocidad, el circuito de carreras más mítico que hay sobre la tierra. Se lo pasó allí como un enano, bueno vamos como es él. Tiene un Honda Cívic rojo, sí habéis leído bien no me he equivocado. Es una pena pero es así, pero no soy nadie para juzgar en qué malgasta nadie su dinero. En términos generales es un buen coche, cómodo y tal, pero es feo de narices. Una cosa mala que tienen esta afición suya por los coches es que también se ofusca mucho con el suyo. En varias ocasiones su coche ha sido objeto de ataques vandálicos: en mi barrio le fastidiaron los espejos, en su garaje le cambiaron las ruedas por extintores, etc. Pero lo peor le pasó en Alemania, en Múnich, este verano pasado cuando tuvo un percance con el mobiliario urbano de la ciudad arrancando desde parado. Sólo diré una palabra sobre aquel episodio: Bo-lar-do.

Otra cosa en la que mi amigo falla a la hora de elegir, a parte de las chicas, es el país en el que quiere vivir: Francia. Sí, este amigo también el francófilo. Quel dommage! Pero bueno tiene excusa, ya que parte de su familia vive en Francia, concretamente en una muy bella ciudad llamada Annecy, al pie de los Alpes. Este verano pasado estuve allí con él y un par de amigos más pasando un par de días, descansando de un largo viaje por Alemania. He de decir que si mi amigo es buena gente, y de las personas más generosas que conozco, su familia no lo es menos y tuvimos un recibimiento digno de reyes. ¡Cómo comimos! ¡Qué delicias! ¡Qué manjares más exquisitos! No me extraña que le guste Francia......pero qué estoy diciendo. Francia es lo peor, nos han copiado los quesos, los vinos, el cava (al que llaman champagne), han intentado imitar nuestra Vuelta Ciclista a España, y lo que es peor no vuelcan los camiones de fruta española en la frontera. Lo único bueno que tiene Francia son los cines guarros de Perpiñán.

En relación a su gusto por todo lo francés me acabo de acordar de una cosa: sus gustos musicales. En el viaje de este verano pasado en su coche acabé hasta los mismísimos (que cada cual ponga su imaginación para decidir hasta que mismísimos) del rap francés. En mi vida había escuchado rap, o hip-hop, y mucho menos francés, pero en esos doce días me harté. Todavía tengo pesadillas con esas canciones, que todavía de vez en cuando, cuando voy en su coche pone y entonces empiezo a sudar y a agobiarme hasta el punto de pensar en abrir la puerta del coche y tirarme donde sea. Bueno quizá he exagerado un poco en esto último. Pero si solo fuera el rapo francés todavía tendría un pase. ¡Pero es que también le gusta Pitbull! ¡¡Pitbull!! Un horror vamos. Un joyita de persona. No sé todavía cómo es posible que me haya podido juntar con semejante kinki. Pero lo peor no es que le guste Pitbull, sino que diga que es buen músico y además se lo crea. ¡De alucinar! También he de decir que le gusta Gran Hermano, Quien Qquiere Casarse Con Mi Hijo, Hombres, Mujeres y Viceversa, y en general toda la basura que eche Telecinco. Lo dicho menudo cani está hecho. ¿Pero no dicen que hay que tener amigos hasta en el infierno? Pues eso, es mi amigo cani.


Ahora que lo estoy pensando, entre que es del Atlético de Madrid, que le gusta Francia y todo lo francés (incluida una amiga francesa suya que da la casualidad que ahora está por España), que tiene un Honda Cívic, que le entusiasma Pitbull y que se ofusca con cualquier chorrada, ¿qué tiene de bueno mi amigo? Pues como he ido diciendo, su generosidad que aunque le podamos llamar catalán (no porque tenga cuentas en Andorra, sino por su aprehensión a gastar), siempre en broma que conste, es mucha y no simplemente en el sentido monetario, sino en el sentido humano. La generosidad que vale. Siempre que pueda ayudar a alguien lo hará, conmigo lo ha hecho en muchas ocasiones tanto en el ámbito personal como de la Escuela. Tiene una virtud que también puede llegar a ser considerada un defecto, y es que se preocupa mucho por los demás, por sus amigos, tanto que cuando yo o alguno de sus amigos tenemos un problema más o menos grave lo asume como propio y se preocupa tanto como lo haríamos los verdaderos afectados. Esto no está mal siempre que se haga de manera moderada, pero a veces se pasa preocupándose por temas que en el fondo no le tocan a él directamente. Pero también es de agradecer que sea sí la verdad.

Tengo que ir acabando ya de soltar palos, aunque bien es cierto que podría estar así mucho tiempo porque hay para dar y tomar. Algún día si él quiere podría escribir su biografía. Desde que le conozco, no desde aquella mañana en la que el cielo tornó en oscuridad allá por primero de carrera, sino más bien desde segundo curso de carrera, han sido muchas las experiencias que he vivido con él. Al principio la relación fue algo fría, para qué engañarnos, pero a medida que le fui conociendo fui cogiendo confianza con él y a día de hoy es un gran y buen amigo. Muchos son los recuerdos que tengo con él, tanto buenos como malos, tanto graciosos como de echarse a llorar y no precisamente de risa. Muchas horas hemos echado en la Escuela y en la academia durante los primeros cursos de la carrera, y luego también muchas han sido las ocasiones que hemos hecho cosas juntos (que nadie se piense que son cosas sucias, que ya os veo yo por donde vais).

Recuerdo con especial cariño el viaje que hicimos a Mágina en el verano de segundo, junto con otros cuantos amigos de clase a casa de otro amigo común de todos. Fueron días muy buenos, visitamos Granada, la histórica capital nazarí con su grandiosa Alhambra presidiéndola desde lo más alto y mirándonos orgullosa de de historia y pasado. Allí en Granada pasó una de las anécdotas que mejor recuerdo y es que cerca de la Catedral unas gitanas leían el futuro de todo aquel incauto que se dejara. A mi amigo le cogió una por banda y le dijo que tenía que buscar el amor en una morena. ¡Ay si hubiera hecho caso a la gitana lo que se podría haber ahorrado! Que se ponga a buscar de una vez a esa morena, que candidatas de esas características no le faltan, y se deje de milongadas (aunque no estoy yo para hablar de búsqueda de nadie). Milongadas como la que me soltó en Múnich, en las escaleras de la residencia universitaria donde estaba nuestro amigo el scout de Mágina, tras haber ingerido unas cuantas cervezas de más: “Me han roto el corazón y no sé si alguna vez volveré a tenerlo curado”. Menuda llevaba encima el tío. Menos mal que no se acuerda de aquello bien que si no… Pero bueno será mejor que vaya acabando que si no se me puede calentar la mano de darle al teclado y acabar escribiendo cosas que no quiero y que debo reservar para cuando escriba su biografía (que saldrá probablemente por tomos del tamaño de los de Ken Follet).

Mucho me quedaría por escribir de este amigo, pero acabo aquí. No sé si habré dado mucha cera, repartido muchos palos o soltado carnaza que pueda ser aprovechada por vosotros mis queridos lectores carroñeros ávidos de restos humanos que devorar y terminar por destrozar. De todo lo malo que haya escrito quedaos con una décima parte, el resto lo he exagerado para poder venderlo bien. De lo bueno asumid que probablemente me haya quedado corto. Pero es que si hubiera sido completamente sincero escribiendo sobre este señor la mayor parte de lo aquí dicho tendrían que haber sido piropos y alabanzas sobre una persona que tiene ganado mis más sincero cariño y amistad y al que siempre deberé todo por haberme ayudado más de lo que hubiera esperado. Ayuda por la que no he dado las suficientes gracias todavía y que nunca podré hacer. Es complicado escribir un artículo que intenta ser ligero y ameno intentando bromear con anécdotas y peculiaridades de cada cual, si de la persona que estoy hablando no tiene muchas cosas malas de las que hacer leña con saña. No es fácil encontrar cosas malas en alguien que poca maldad tiene, pero lo he intentado que conste.

Acaba aquí mi artículo sobre este gran pequeño amigo. Artículo que he escrito porque, como ya he mencionado, mañana cumple años y este he querido que sea mi pequeña contribución a la celebración del mismo. Espero que le guste, si no fuera así he fracasado tanto a nivel de escritor (aunque esto me da igual), como a nivel de amigo, cosa que sí me molestaría más y que no me perdonaría. Bueno lo dicho, escrito queda todo lo anterior. Y con este artículo acaba mi serie sobre mis amigos de la universidad ya que para el próximo cumpleaños que tiene que llegar ya no estaremos en la Escuela.

Caronte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario