A este caballero,
o señor, o quizá mejor señorito por el tamaño, o mejor aún chaval de barrio, sí
esto último le viene que ni pintado, le conocí en primero de carrera un día
extraño para qué engañaros. Fue una mañana tibia, de esas de principios de
otoño en las que no se sabe si ponerse cazadora o ir a pelo en manga corta.
Estaba en primero de carrera en las primeras semanas de curso, de carrera y de
universidad. Como todas las mañanas me sentaba junto a otro amigo al que conocí
también al poco de comenzar las clases, el del cúter no sé si os acordaréis
(aunque lo del cúter vino después cuando se echó a perder por su adicción a la
cafeína del café y las coca-colas), y una amiga que también conocí durante el
curso cero durante el mes de septiembre. La primera clase de la mañana era
Cálculo, y el profesor Don Mariano Soler, quizá el mejor profesor que haya
tenido durante la carrera (y probablemente en toda mi vida).
Pues bien, estando
allí sentados, en esos horrendos bancos de hojalata para cuatro personas en los
que la espalda acaba deformada totalmente, llegó este chaval y se sentó en la
fila de delante nuestra. Mi amiga le conocía del metro y nada más verle se
sorprendió de que estuviera allí, ya que le correspondía ir a otra clase, ya
que estaba en otro grupo (éramos muchos, muy jóvenes, ingenuos y llenos de
esperanza, y nos dividieron en cuatro grupos). Este chaval llegó, mi amiga nos
lo presentó, y se pusieron a hablar entre ellos. A él se le veía que ella le
gustaba porque solo hablaba con ella, a mí y al del cúter poco caso nos hacía
(algo sí, para guardar las formas). En un momento dado, no sé cómo, salió un
tema relacionado con las parejas, o con lo que hacíamos los fines de semana. En
realidad no me acuerdo mucho de cómo se llegó al hecho de que mi amiga dijera
que tenía novio. En ese momento la cara de este chaval, que a la postre se
convertiría con los años en uno de mis mejores amigos de la universidad (y
fuera de ella también), cambió.
Todo se oscureció
de repente. Supongo que él tenía la ilusión de que nuestra compañera no tuviera
novio. ¡Menudo chasco se llevó! Todavía tengo graba a fuego en mi memoria la
cara que se le quedó al pobre. Había llegado todo ilusionado, feliz y contento,
y de repente todo cambió. Para mí la escena y el cambio en su rostro fue como
cuando en las películas fantásticas se produce un cambio brutal y radical en el
ambiente para dar a entender que algo malo se avecina, y rápido y hay que huir.
Fue como un día en el que el sol brillaba radiante en lo más alto de la bóveda
celeste y se cubriera súbitamente con nubarrones negros y se hiciera la
oscuridad. El golpe que se tuvo que llevar, la decepción que tuvo que sentir
supongo que serían fuertes; pero en el fondo son golpes y decepciones que todos
nos hemos llevado alguna vez. Yo también he pasado por estos golpes: descubrir
que la chica que me gustaba tenía novio (y no una vez); pero lo que pasa es que
creo que yo lo he sabido disimular mejor. Este es uno de los problemas de mi
amigo, que en cuanto tiene un problema se le nota en la cara a la legua.
Después de aquella
mañana de octubre de primeo de carrera no volví a ver a aquel joven chaval
hasta varios meses después. Fue a partir de entonces cuando mi relación con él
empezó a crecer y a hacerse amistad algo que hasta entonces solo se podía
considerar como compañerismo. También hay que decir que a pesar de aquel mazazo
recibido esa mañana cuando se enteró que la chica que le gustaba tenía novio,
no se dejó intimidar y siguió erre que erre, hasta que consiguió salir con ella
y que fuera su novia. Pero no voy a hablar aquí de su relación con ella, que a
día de hoy ya no es tal, no quiero con este artículo abrir heridas que se están
cerrando mal y con dolor y no quiero traer de nuevo al presente malos recuerdos.
Hoy me toca hablar de este chaval de barrio como yo, aunque aún más que lo que
yo lo soy. Lo que pasa es que no sé si hablar de sus cosas buenas, que son
muchas, o de las malas. Pero supongo que como muchas veces él mismo me dice, es
mejor que escriba carnaza que es lo que vende, por tanto creo que me decantaré
por las cosas malas, o aquellas que le pueden dejar en mal lugar y humillar
públicamente que son la que venden y las que mejor pegan en este blog
sensacionalista que escribo con más pena que gloria. De las cosas buenas que
hablen otros.
¿Y por qué estoy
hablando hoy de este amigo? Pues como he ido haciendo con todos mis amigos
porque es su cumpleaños. No sé si querrá que escriba de él, supongo que no,
aunque medio en broma medio en serio cuando le comenté que tenía pensado
escribir de él me dijo que había varias cosas que quería “vetarme” (cosa que la
final no ha hecho, y que yo no hubiera aceptado) y cosas que quería que
incorporara al mismo. Lo que sí sé es que todos los años desde que le conozco y
le considero mi amigo me ha venido diciendo que no quiere que le regale nada
por su cumpleaños, ni que me confabule con nadie para celebrarlo. Dice que su
cumpleaños es un día como cualquier otro y que por eso no le da mayor
importancia, y yo le he contestado que como es un día cualquiera a mí me
apetece regalarle algo porque es mi amigo. Discusión acabada.
En esto y en otros
muchos asuntos es una persona muy cabezona, cerrada y terca. Sobre todo con lo
que tiene que ver con la universidad, con la que se frustra siempre que las
cosas no le salen como a él le gustan o como tenía pensado y planeado. Y cuando
se cierra en banda no hay quien le soporte. Yo también soy una persona
cabezona, cerrada y cuadriculada pero con cosas que afectan más al ámbito
personal, lo reconozco pero creo que no tanto como lo es él con la universidad
o con cosas absurdas y más situadas en el plano material. Si resulta que una
clase en la universidad la da un profesor que no esperábamos qué le vamos a
hacer, pues le aguantamos aunque sea una mierda. Pero él no lo toma así, se
enfada y enfurruña, cambia la cara y parece que le han arrancado de cuajo una
muela y sin anestesia. Muchas veces le digo que no tiene que tomarse tan a
pecho los asuntos de la Escuela y la universidad, que no merecen la pena. Pero
vamos, me hace el mismo caso que yo a él cuando me da a mí otros consejos.
También he de
decir que me meto mucho con él, no porque yo quiera sino porque da para ello.
Me meto con su estatura, más bien bajito es el chaval qué le vamos a hacer, y
además da bajito compacto, porque podría decir que está fuerte pero estaría
mintiendo y ya sabéis que todo lo que cuento en el blog es rigurosamente
cierto, comprobado científicamente por expertos independientes de la
universidad de Wichita. De lejos y según le dé la luz del sol parece ser
descendiente de una de las legendarias tribus árabes de Oriente, o un beduino
del desierto, o un miembro de una tribu caló de su barrio, o simplemente un
marroquí que trapichea con costo debajo de los soportales de urbanizaciones y
pisos de protección oficial. Pero eso es de lejos, luego cuando está
cerca.....pues cuando está cerca las cosas no cambian tampoco mucho, sigue
pareciendo todo lo anterior, aunque quizá gane más se aspecto caló.
Pero el aspecto es
lo de menos, porque lo mejor de este chaval es su gran corazón. No me quiero
poner muy moña ni sentimental, porque al final se lo terminaría creyendo, pero
es la verdad. Es muy buena gente. Siempre intenta ayudar a todos, y se preocupa
por sus amigos, entre los que creo encontrarme. Para mí ha sido un gran apoyo
personal en momentos bastante duros y penosos en estos últimos años, y gracias
a su ayuda, apoyo y consejos en el último año he podido superar por fin una
época de mi vida oscura y muy complicada en el ámbito personal. Por eso también
aprovecho este artículo para darle las gracias por ello (aunque no es al único
que tengo que dárselas, el del cúter también ha colaborado bastante, aunque
desde un punto de vista más amenazante).
Volvamos a los
palos, a la carnaza. Una de las peores cosas que tiene mi amigo y que le
consiento no sé muy bien porqué, es que es aficionado al Atlético de Madrid.
¡Qué desperdicio de ser humano! Pero bueno algo malo tendría que tener. Aunque
ahora que lo pienso si solo esto fuera lo malo tendría un pase, pero es que no
es así. No sólo es aficionado de una equipo que es puro “quiero y no puedo” y
que consigue títulos solo cuando el resto de equipos están en baja forma, sino
que es anti-madridista. Yo soy aficionado al Real Madrid, aunque el fútbol me
gusta lo mismo que ir a misa, quizá por eso soy en el fondo del Madrid, y el
chaval intenta hacer siempre bromas para dejar mal al Madrid, refiriéndose a
cómo consiguió sus títulos pasados, a los jugadores que tiene (insultándolos de
la manera más barriobajera que puede existir) y demás cosas. El problema es que
por mucho que quiera meterse con el Madrid siempre puedo salir y contestarle
diciendo “minuto 93”, y ahí se acaba todo, al menos de momento. He de añadir
que en su juventud jugó al futbol, justo hasta que entró en la Escuela y todo
se vino abajo. En sus tiempos mozos llegó a marcar en una temporada más de 50
goles, tras lo que yo me pregunto ¿si este señorito es capaz de meter 50 goles,
cómo debían de ser los demás jugadores?
Otra de sus
grandes pasiones es el motor. De hecho su Proyecto Fin de Carrera consiste en
el diseño de un Circuito de Velocidad, que debería llevarse el premio a mejor
proyecto de la historia de mi Escuela porque se lo está currando como un negro.
Le encanta el mundo de los coches. Entre él y el del cúter, cuando se ponen a
hablar de cuestiones mecánicas me terminan por perder y entonces me intento
evadir de la conversación para no acumular datos inútiles. Este verano pasado
estuve con él y un amigo suyo en Nürburgring, la meca de los amantes de la
velocidad, el circuito de carreras más mítico que hay sobre la tierra. Se lo
pasó allí como un enano, bueno vamos como es él. Tiene un Honda Cívic rojo, sí
habéis leído bien no me he equivocado. Es una pena pero es así, pero no soy
nadie para juzgar en qué malgasta nadie su dinero. En términos generales es un
buen coche, cómodo y tal, pero es feo de narices. Una cosa mala que tienen esta
afición suya por los coches es que también se ofusca mucho con el suyo. En
varias ocasiones su coche ha sido objeto de ataques vandálicos: en mi barrio le
fastidiaron los espejos, en su garaje le cambiaron las ruedas por extintores,
etc. Pero lo peor le pasó en Alemania, en Múnich, este verano pasado cuando
tuvo un percance con el mobiliario urbano de la ciudad arrancando desde parado.
Sólo diré una palabra sobre aquel episodio: Bo-lar-do.
Otra cosa en la
que mi amigo falla a la hora de elegir, a parte de las chicas, es el país en el
que quiere vivir: Francia. Sí, este amigo también el francófilo. Quel dommage!
Pero bueno tiene excusa, ya que parte de su familia vive en Francia,
concretamente en una muy bella ciudad llamada Annecy, al pie de los Alpes. Este
verano pasado estuve allí con él y un par de amigos más pasando un par de días,
descansando de un largo viaje por Alemania. He de decir que si mi amigo es
buena gente, y de las personas más generosas que conozco, su familia no lo es
menos y tuvimos un recibimiento digno de reyes. ¡Cómo comimos! ¡Qué delicias!
¡Qué manjares más exquisitos! No me extraña que le guste Francia......pero qué
estoy diciendo. Francia es lo peor, nos han copiado los quesos, los vinos, el
cava (al que llaman champagne), han intentado imitar nuestra Vuelta Ciclista a
España, y lo que es peor no vuelcan los camiones de fruta española en la
frontera. Lo único bueno que tiene Francia son los cines guarros de Perpiñán.
En relación a su
gusto por todo lo francés me acabo de acordar de una cosa: sus gustos
musicales. En el viaje de este verano pasado en su coche acabé hasta los
mismísimos (que cada cual ponga su imaginación para decidir hasta que
mismísimos) del rap francés. En mi vida había escuchado rap, o hip-hop, y mucho
menos francés, pero en esos doce días me harté. Todavía tengo pesadillas con
esas canciones, que todavía de vez en cuando, cuando voy en su coche pone y
entonces empiezo a sudar y a agobiarme hasta el punto de pensar en abrir la
puerta del coche y tirarme donde sea. Bueno quizá he exagerado un poco en esto
último. Pero si solo fuera el rapo francés todavía tendría un pase. ¡Pero es
que también le gusta Pitbull! ¡¡Pitbull!! Un horror vamos. Un joyita de
persona. No sé todavía cómo es posible que me haya podido juntar con semejante
kinki. Pero lo peor no es que le guste Pitbull, sino que diga que es buen
músico y además se lo crea. ¡De alucinar! También he de decir que le gusta Gran
Hermano, Quien Qquiere Casarse Con Mi Hijo, Hombres, Mujeres y Viceversa, y en
general toda la basura que eche Telecinco. Lo dicho menudo cani está hecho.
¿Pero no dicen que hay que tener amigos hasta en el infierno? Pues eso, es mi
amigo cani.
Ahora que lo estoy
pensando, entre que es del Atlético de Madrid, que le gusta Francia y todo lo
francés (incluida una amiga francesa suya que da la casualidad que ahora está
por España), que tiene un Honda Cívic, que le entusiasma Pitbull y que se
ofusca con cualquier chorrada, ¿qué tiene de bueno mi amigo? Pues como he ido
diciendo, su generosidad que aunque le podamos llamar catalán (no porque tenga
cuentas en Andorra, sino por su aprehensión a gastar), siempre en broma que
conste, es mucha y no simplemente en el sentido monetario, sino en el sentido
humano. La generosidad que vale. Siempre que pueda ayudar a alguien lo hará,
conmigo lo ha hecho en muchas ocasiones tanto en el ámbito personal como de la
Escuela. Tiene una virtud que también puede llegar a ser considerada un
defecto, y es que se preocupa mucho por los demás, por sus amigos, tanto que
cuando yo o alguno de sus amigos tenemos un problema más o menos grave lo asume
como propio y se preocupa tanto como lo haríamos los verdaderos afectados. Esto
no está mal siempre que se haga de manera moderada, pero a veces se pasa
preocupándose por temas que en el fondo no le tocan a él directamente. Pero
también es de agradecer que sea sí la verdad.
Tengo que ir
acabando ya de soltar palos, aunque bien es cierto que podría estar así mucho
tiempo porque hay para dar y tomar. Algún día si él quiere podría escribir su
biografía. Desde que le conozco, no desde aquella mañana en la que el cielo
tornó en oscuridad allá por primero de carrera, sino más bien desde segundo
curso de carrera, han sido muchas las experiencias que he vivido con él. Al
principio la relación fue algo fría, para qué engañarnos, pero a medida que le
fui conociendo fui cogiendo confianza con él y a día de hoy es un gran y buen
amigo. Muchos son los recuerdos que tengo con él, tanto buenos como malos,
tanto graciosos como de echarse a llorar y no precisamente de risa. Muchas
horas hemos echado en la Escuela y en la academia durante los primeros cursos
de la carrera, y luego también muchas han sido las ocasiones que hemos hecho
cosas juntos (que nadie se piense que son cosas sucias, que ya os veo yo por
donde vais).
Recuerdo con
especial cariño el viaje que hicimos a Mágina en el verano de segundo, junto
con otros cuantos amigos de clase a casa de otro amigo común de todos. Fueron
días muy buenos, visitamos Granada, la histórica capital nazarí con su
grandiosa Alhambra presidiéndola desde lo más alto y mirándonos orgullosa de de
historia y pasado. Allí en Granada pasó una de las anécdotas que mejor recuerdo
y es que cerca de la Catedral unas gitanas leían el futuro de todo aquel
incauto que se dejara. A mi amigo le cogió una por banda y le dijo que tenía
que buscar el amor en una morena. ¡Ay si hubiera hecho caso a la gitana lo que
se podría haber ahorrado! Que se ponga a buscar de una vez a esa morena, que
candidatas de esas características no le faltan, y se deje de milongadas
(aunque no estoy yo para hablar de búsqueda de nadie). Milongadas como la que
me soltó en Múnich, en las escaleras de la residencia universitaria donde
estaba nuestro amigo el scout de Mágina, tras haber ingerido unas cuantas
cervezas de más: “Me han roto el corazón y no sé si alguna vez volveré a
tenerlo curado”. Menuda llevaba encima el tío. Menos mal que no se acuerda de
aquello bien que si no… Pero bueno será mejor que vaya acabando que si no se me
puede calentar la mano de darle al teclado y acabar escribiendo cosas que no
quiero y que debo reservar para cuando escriba su biografía (que saldrá
probablemente por tomos del tamaño de los de Ken Follet).
Mucho me quedaría
por escribir de este amigo, pero acabo aquí. No sé si habré dado mucha cera,
repartido muchos palos o soltado carnaza que pueda ser aprovechada por vosotros
mis queridos lectores carroñeros ávidos de restos humanos que devorar y
terminar por destrozar. De todo lo malo que haya escrito quedaos con una décima
parte, el resto lo he exagerado para poder venderlo bien. De lo bueno asumid
que probablemente me haya quedado corto. Pero es que si hubiera sido completamente
sincero escribiendo sobre este señor la mayor parte de lo aquí dicho tendrían
que haber sido piropos y alabanzas sobre una persona que tiene ganado mis más
sincero cariño y amistad y al que siempre deberé todo por haberme ayudado más
de lo que hubiera esperado. Ayuda por la que no he dado las suficientes gracias
todavía y que nunca podré hacer. Es complicado escribir un artículo que intenta
ser ligero y ameno intentando bromear con anécdotas y peculiaridades de cada
cual, si de la persona que estoy hablando no tiene muchas cosas malas de las
que hacer leña con saña. No es fácil encontrar cosas malas en alguien que poca
maldad tiene, pero lo he intentado que conste.
Acaba aquí mi
artículo sobre este gran pequeño amigo. Artículo que he escrito porque, como ya
he mencionado, mañana cumple años y este he querido que sea mi pequeña
contribución a la celebración del mismo. Espero que le guste, si no fuera así
he fracasado tanto a nivel de escritor (aunque esto me da igual), como a nivel
de amigo, cosa que sí me molestaría más y que no me perdonaría. Bueno lo dicho,
escrito queda todo lo anterior. Y con este artículo acaba mi serie sobre mis
amigos de la universidad ya que para el próximo cumpleaños que tiene que llegar
ya no estaremos en la Escuela.
Caronte.
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