Me he permitido el
lujo de titular el presente artículo con un palíndromo (búsquese en el
diccionario qué es tal cosa si no se sabe ya que no tengo yo tiempo para
hacerlo aquí) sacado de un capítulo de Los Simpsons que los fans de la serie
sabrán ubicar correctamente en el marasmo de capítulos que la componen. No es
que el título del artículo vaya a tener mucho que ver con lo que en él voy a
tratar, pero como en el fondo de elecciones se tratan me ha parecido gracioso,
sino irónico emplear una frivolidad como esta como título del artículo. La
verdad no sé para qué estoy justificando el título del artículo cuando si lo
pongo que para llamar la atención de los posibles lectores, esas personas que
malgastarán su tiempo intentando encontrar en estas líneas alguna palabra con
mala leche, con doble sentido o destinada a meter cizaña. Espero no defraudar a
quien lo lea, pero vamos ya indico que el artículo va a ser un poco aburrido
por cuanto todo lo que en él voy a decir son puramente opiniones personales
sobre la actualidad española.
Las elecciones
generales han llegado. Por fin. Mariano Rajoy, nuestro excelentísimo presidente
(nótese por favor aquí un tono de burla exagerado), quiso impedirlas. Si por él
fuera no hubiera habido elecciones. No hay que olvidar que la derecha, sobre
todo la derecha cavernosa, de la que nuestro presidente es uno de los máximos
exponentes, está más acostumbrada a que no se celebren elecciones y a gobernar
continuamente sin que nadie se atreva a toserla. Pero por suerte, o por
desgracia según se mire, vivimos en democracia, una democracia todavía en
pañales o imberbe, imperfecta a todas luces, pero democracia a fin de cuentas,
cosa que a mucha gente, sobre todo a los más antiguos les fastidia. He dicho
que por suerte o por desgracia vivimos en democracia; lo de por suerte es
obvio, gracias a la sociedad española que peleó de manera estoica y admirable
porque sus derechos se reconocieran y por la libertad en todos los ámbitos,
podemos elegir libremente a quienes gobiernan los designios del país (¿o no?
Eso es algo que nunca se sabrá); pero también he añadido lo de por desgracia
porque ya dijo Churchill que la democracia es el peor sistema político posible,
y yo añado que sí es cierto ya que mi voto, o el de un catedrático de lenguas
romances vale lo mismo que el de un participante en Gran Hermano, y ahí lo dejo
para interpretaciones individuales.
Como he dicho las
elecciones están aquí. Este año son elecciones navideñas, hechas a traición en
el momento en el que las empresas dan la paga a sus empleados, en el que el
espíritu navideño nos hace ver las cosas siempre con más optimismo del que
realmente debería ser, cosa que no está nada mal, pero que obviamente propicia
que todo se vea con ojos diferentes y esto puede influir de manera desastrosa
en las elecciones generales. Aviso aquí que sin pedir el voto para nadie en
este artículo, sí que voy a pedir no votar al PP, esa panda de ladrones,
sinvergüenzas, cínicos, hipócritas, demagogos, mentirosos, corruptos,
indecentes, miserables y cara duras que arruinaron al país en su día aunque hay
quien se cree que fue Zapatero el que lo hizo (esto daría para un artículo
completo que algún día escribiré, porque que yo sepa una burbuja inmobiliaria
no se crea en dos años y no fue el gobierno socialista el que infló haciendo
que se construyeran más pisos en España que en Francia, Alemania y Reino Unido
juntos, pero no voy a entrar en más detalles) . O dicho de otra manera pido
botar al PP, sin más.
Por primera vez en
la historia de España cuatro serán los partidos políticos con una importante
representación parlamentaria en el próximo Congreso de los Diputados. Las
elecciones de este año son cruciales para lo que queremos que sea España de
aquí a los próximos diez años y para intentar enmendar todo el daño acumulado
en los últimos ocho años de gobiernos del PP y del PSOE (aquí sí que meto al
PSOE como culpable del estado de ruina en el que se encuentra el país). Y digo
que son cuatro las opciones que los españoles tienen para ir a votar a las
urnas porque es así. Habrá quien diga que hay más opciones, a lo que yo
respondo que sí, que claro que hay más opciones, pero por ejemplo Izquierda
Unida para mí no es una opción con posibilidades, ni por supuesto UPyD; ni siquiera
meto a los nacionalistas que creo que están siempre sobredimensionados en su
representación en el congreso. Sólo son cuatro las opciones con posibilidades
para poder hacer algo importante la próxima legislatura. Paso ahora a hablar un
poco de cada una en orden de relevancia objetiva.
Por un lado
tenemos al PP. Ese gran partido patriótico, único defensor de la unidad
española y de la indisolubilidad de la identidad nacional que gracias a su
inactividad política, a su flagrante impotencia y absoluta inutilidad para
gobernar, dialogar o simplemente hacer política está consiguiendo que España
esté a punto de romperse (en este asunto, el de Cataluña claro está, Rajoy
debería compartir premio al político más inútil con Artur Mas, es imposible
destacar a un sobre el otro; no sé si son así de incompetentes o se entrenan
para superarse cada día que pasa) y de irse a pique socialmente. El PP es ese
partido al que si se vota se estará dando alas para hacer lo que le venga en
gana, sin escuchar a nadie, salvo a los mercados financieros, a la prima de
riesgo y a Angela Merkel. El PP es el partido del finiquito en diferido de
Bárcenas, del caso Gürtel, de las sedes partidistas pagadas con dinero negro,
el de los sobre sueldos en sobres con dinero negro, el de la ley mordaza, el de
Esperanza Aguirre (este argumento por sí solo debería bastar para sentir
verdadera repulsa por votar al PP), el que no quiere que acabe ETA para poder
seguir usándola electoralmente, el de la reforma laboral, el de la pobreza
infantil, el de los trabajos con sueldos de 800 € por diez horas diarias a los
que se llama trabajo de calidad. Este es el PP que se presenta a estas
elecciones, pero nos dirán, ellos y desde los medios de comunicación de la
caverna fachosa, que es el partido de la recuperación económica, sí la
recuperación de sus amiguetes. No sigo porque no merecen mucho más.
Como partenaire de
lujo el PP está el PSOE. Dos partidos que son tal para cual. Es una especie de
Pimpinela. No pueden vivir el uno sin el otro. Y bien que vivían hasta ahora
favoreciéndose constantemente haciendo leyes que les perpetuaban en el poder
sabiendo que antes o después se alternarían en la Moncloa y los diferentes
Ministerios, desde los que luego saltar a las empresas a las que hubieran hecho
favores. El PSOE hace tiempo que dejó de ser un partido de izquierdas, ni tan
siquiera es ahora ya socialdemócrata. El PSOE es un partido veleta que según
como sople el viento propone. Gobierna para minorías que piensa mayoritarias.
Así no se gobierna, así lo que se hace es generar guetos sociales, castas
involuntarias que por desgracia vivirán siempre señaladas como gente que vive y
chupa de las ubres de Mamá Estado. Hay que gobernar para todos, para todos y
cada uno de los ciudadanos de este país, sin dejar a un lado a aquellas
personas que más han sufrido tanto por origen social como por discriminaciones
sociales. Pero hace tiempo que el PSOE perdió esa manera de hacer las cosas, ya
no sabe cómo lograrlo. Es penoso ver a Pedro Sánchez dar gritos en un mitin
como si estuviéramos en los primeros años ochenta reclamando sentirse orgulloso
por ser del PSOE y votar al PSOE. Ese PSOE que debería haber dejado de gobernar
y haber convocado elecciones cuando Europa exigió recortar en sanidad y
educación y pensiones pero que se aferró al poder como le ocurre en Andalucía,
el verdadero cáncer del PSOE (los ERES, los fraudes de los cursos de formación,
etc.). Yo votaba al PSOE pero hace tiempo que no lo hago porque me siento
defraudado.
Toca ahora hablar
de Podemos: ese partido comunista radical que allí donde gobierna ha instalado
la dictadura del proletariado y convertido dicha ciudad en un sóviet, una
entidad dependiente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, o lo que
es peor de la Dictadura Venezolana que celebra elecciones libres en las que la
oposición arrasa. Ah, no espera, que gobierna en Madrid, Valencia, Zaragoza,
Barcelona y La Coruña y creo que no van tan mal como algunos políticos y periodistas,
usuarios de cremas contra las almorranas desde el pasado mes de mayo, llevan
vendiendo meses. Pablo Iglesias es un iluso, vive en un mundo irreal, un mundo
utópico que por desgracia no podemos conseguir porque muchas de las cosas que
propone están fuera del radio de acción no ya del gobierno de España, por ser
competencias de Bruselas y de la UE, sino algunas incluso fuera también de ese
radio de acción europeo. Vive en los mundos de yupi. Pero también digo que es
mejor vivir en los mundos de yupi, que detrás de un plasma o siguiendo la dirección
reinante de los vientos que cada semana soplen en la sociedad. Ni Podemos, ni
Pablo Iglesias son la solución para lo que a este país le pasa, pero sí pueden
ser un soplo de aire fresco en una clase política y en unas instituciones que
llevan cerradas haciendo que se vicie y corrompa el aire cuarenta años. Además
prefiero la ilusión de la gente sencilla y normal con la que me puedo
reconocer, que la resignación de aquellos que viven bien resignados porque para
ellos nada cambia por seguir tal y como siempre ha estado. El único error que
han cometido ha sido no juntarse con IU, ya que en el fondo comparten prácticamente
todo.
Por último tengo
que hablar de Ciudadanos, aunque creo que lo más adecuado sería que hablara de
Albert Rivera, porque el partido naranja es únicamente este joven. No creo que
haya nadie en este país, nadie normal digo, que pueda nombrar a cinco personas
relevantes de Ciudadanos, que no sean Albert Rivera ojo. Yo solo sé nombrar a
los que hay en Madrid, a los líderes en Ayuntamiento y Comunidad, pero nada
más. Hay quien pueda decir que esto no es un problema, pero yo digo todo lo
contrario. Un partido que gira única y exclusivamente alrededor de una persona,
y en el que el resto de sus representantes se hacen caquita al oír hablar de
él, me da bastante repelús, por no decir miedo. Los partidos personalistas es
lo que tienen, deben comprar a su líder. No voy a negar que en su día Albert
Rivera me cayera bien, sobre todo cuando solo daba por saco en Cataluña. Pero
ahora que lo tenemos más en Madrid que al propio Rajoy, le he cogido una tirria
que no puedo con ella. Rivera es un charlatán, un vende aspiradores, un testigo
de Jehová, un pesado de tertulia y un producto muy bonito para ser comprado,
pero que luego te das cuenta que no tiene nada de innovador que es la razón por
la que lo compraste. Ciudadanos en sí no es un mal partido, es más ilusiona
tanto como puede hacerlo Podemos, pero Rivera no es Iglesias, ambos están muy
lejos de lo que yo quiero para presidente de España, pero cada vez que veo a
Rivera en la tele, posando como si de un modelo de pasarla se tratara y haciéndose
el moderno y el ciudadano, cuando no ha pasado penurias en su vida, me toca
mucho las narices.
Pero hay que
elegir entre uno de estos cuatro. Sinceramente me da un poco igual a quien vote
le gente. Yo no tengo que hacer campaña por ninguno de los cuatro, gracias al
cielo. No me gusta mentir, y a pesar de que me encanta la política por lo que
tiene de trabajo por tus compatriotas y conciudadanos, no podría ser político
por esa misma razón. La política es mentira desde el principio, es hipocresía,
demagogia y cinismo, no digo que no pudiera ser bueno en ello pero no me sería
yo del todo. Pero a pesar de que no voy a hacer campaña a favor de ningún partido,
sí que voy a pedir echar al PP del gobierno, o al menos impedir que pueda
gobernar cómodamente. Es casi imposible que Rajoy no vuelva a ser presidente,
demasiada inercia económica lleva el PP como para no ganar y gobernar con
legitimidad. Sólo espero que tenga que buscar el apoyo de al menos otros dos
partido para poder gobernar, para poder aprobar leyes.
Esta va a ser la
legislatura del cambio. Ya no va a haber dos partidos mayoritarios en los que
encuadrar a la gente. Ya no hay únicamente dos corrales en los que agrupar el
ganado ovino y bovino de este país. Hay más opciones, y a pesar de que algunos,
desde PSOE y PP, solo saben hablar de que se necesita estabilidad porque si no
de lo contrario entraríamos casi en barrena, eso no es verdad. Que haya un
parlamente con cuatro partidos fuertes implicará diálogo, ese que hubo en la
Transición y que tanto alaban desde los partidos tradicionalistas cuando les
conviene. Diálogo y pactos. Los pactos serán muy importantes ya que permitirán
mejorar todas y cada una de las leyes que se puedan aprobar. Por eso en
necesario hoy más que nunca ir a votar en las elecciones participar. Decirles a
los políticos de siempre, a esos que llevan agarrados a un sillón cobrando un
sueldo público que es a los ciudadanos a los que deben rendir cuentas, y a
nadie más. Y por eso debemos ser los ciudadanos españoles los que debemos
hablar y hacerles saber que nada de lo que hacen para bien o para mal quedará
impune.
Aún así, a pesar
de que considero que es muy importante ir a votar, sé que en esta ocasión más
que nunca va a ser muy complicado decidir el voto. Yo mismo he estado indeciso
hasta esta última semana. A mí me sobran las campañas electorales, es más me
aburren soberanamente, deberían prohibirlas por ley, pero la verdad es que en
esta ocasión sí me han servido para saber, más que a quién votar, a quién no
hacerlo. He estado dudando entre tres partidos políticos (adivinad a cual no
iba a votar desde el principio, no creo que sea difícil), pero viendo sus
intervenciones en mítines, en los debates en la televisión y las opiniones de
ciertos periodistas contra o a favor de ciertos candidatos, he terminado por
saber qué papeletas introducir en las urnas de Congreso y Senado, aunque la de
esta última institución no sé si la terminaré de meter. Sé que a quien voy a
votar no concuerda con todo aquello que quiero para mi país y para el futuro,
pero son los que más se acercan, aunque haya cosas que ni de lejos comparta con
ellos.
Estas son unas
elecciones cruciales. Esto es así. Después de ellas nada será igual. Se
obligará a los políticos, sobre todo a PP y PSOE a meterse de lleno en el siglo
XXI de la política donde los pactos y el diálogo sustituirán al compadreo, los
sobres en “B”, los favores políticos y la indecencia y la ignorancia de los
votantes. Espero que no vuelva a haber nunca mayorías absolutas, que sí que son
una dictadura, aunque se vista de democracia. Yo iré a votar por la tarde. No
soy de urna madrugadora. Prefiero votar por la tarde después de haber visto la tele,
leído un poco y haber pasado el día tranquilo. Pero iré a votar y pido a todo
aquel que lea este artículo que haga lo mismo: que vaya a votar, que ejerza su
derecho a elegir a sus representantes. Me da igual a quien se vote, lo digo en
serio, incluso al PP, no es problema mío que alguien decida meter una papeleta
con sus siglas en una urna electoral sino de quien lo haga. Pero hay que ir a
votar. Luego no nos podremos quejar si no votamos, aunque sea solo por eso: por
poderse quejar luego por gusto, como buen deporte nacional español. Por eso
digo hoy someto votemos.
Caronte.
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