Mañana domingo
amanecerá en Los Ángeles como cualquier otro día del año. Sin embargo no será
un día cualquiera del año. La mañana se alzará tibia como suele ser habitual
incluso en esta época del año en las poblaciones costeras del Estado de
California; tibia tirando a fresca, con olor a mar, a sal, a conchas
semienterradas en la arena de las playas de Santa Mónica. Poco a poco la
oscuridad de la noche se irá disipando y el negro opaco del cielo irá
tornándose en violeta, naranja y luego
azul, hasta llega a ser transparente y luminoso. La luz irá ganando terreno a
las tinieblas e iluminando el mítico cartel gigante en el que esas letras
blancas tan famosas señalan que se está en el centro de la industria del cine
comercial mundial: Hollywood.
Como digo el
domingo amanecerá como lo hace siempre, con el graznido de las gaviotas como
único sonido que rompa la quietud de la mañana. Pero el domingo, mañana, será
los Oscar: la noche más esperada por la industria del cine mundial, esa noche
donde el duro trabajo de varios años puede verse recompensado y reconocido por
aquello que se supone más saben. Es posible que mucha gente se levante el
domingo sin haber podido pegar ojo, con unas ojeras de drogadicto que lleva sin
dormir por el “mono” varios días. Nervios, tensión, alegría o resignación contenidos
dominarán a actores, actrices, directores y guionistas entre otros. Nervios que
cerrarán el estómago cuando más hambre se tenga. Tensión que hará que el buen
humor y el carácter de muchos pasen a ser insoportables. Alegría contenida de
los que saben que tienen muchas posibilidades de alzarse con la dorada
estatuilla y que saltarán de sus asientos exultantes cuando el encargado de
anuncia el premiado pronuncie su nombre. Resignación del que sabe que ha sido
nominado para completar el quinteto de candidatos pero que simplemente irá a la
ceremonia a cenar gratis y pasar el rato.
Así será el
domingo para unos pocos privilegiados que asistirán a la ceremonia de entrega
de premios en el teatro Dolby, que anteriormente y durante muchos años fue el
Kodak, y que quizá mañana se termine llamando Microsoft. Para todos los demás
mortales habitantes de este planeta que nos gusta el cine el domingo es un día
señalado en nuestro calendario como un día importante. Será un domingo que en
España pasará en lunes y que llegará a los periódicos el martes, cosas del
cambio horario. Los que somos amantes del cine estaremos pendientes de Los
Ángeles para saber quiénes son los galardonados este año con la tan deseada
estatuilla dorada de un señor en cueros llamado Oscar, y al que muchos le
piropearán a posteriori con un ¡qué bueno estás Oscar! Yo estaré entre los que
el lunes en cuando tenga un minuto me meteré en internet para saber quiénes han
sido los ganadores y triunfadores de la noche, quiénes los rotundos perdedores,
y cuáles han sido las injusticias de la noche.
Pero también tendré
mucho interés en la ceremonia de los Oscar porque querré saber si he conseguido
alzarme con el premio de la “porra de los Oscars” que celebra el cineclub de mi
Escuela. Seis años llevo con este participando en la porra, desde el primer año
que pisé la universidad y vi que celebraban esto. Y cinco años han sido los que
no he sacado nada en claro. El año pasado me quedé a un acierto del ganador. Con
los años fui perfeccionando mi técnica para echar esta porra, y siempre que
llegaba febrero esperaba con impaciencia y emoción que anunciaran la “porra”.
Este año es especial porque se supone que será la última que eche, pero como
los anteriores no espero ganarla, siempre hay algún premio que se me termina
por escapar ya sea porque voto con el corazón más que con la cabeza, o porque
la Academia del cine norteamericana se decanta por hacer una frivolidad.
Y no creo que vaya
a sacar nada en claro ni a ganar la porra de los Oscar de mi Escuela porque
este año los premios principales, mejor director y película, van a estar muy
disputados. Hay categorías en las que los ganadores están más que claros, que
han ido arrasando en todas y cada una de las entregas de premios que se llevan
celebrando en el mundo del cine desde el pasado mes de enero. Sin embargo hay
otras categorías en las que el ganador está algo más dudoso y va a haber mucha
más lucha. Por número de candidaturas tres son las grandes favoritas para la
noche del domingo, a saber: “El Gran
Hotel Budapest”, “Birdman”
y “Boyhood”. Estas tres películas
se repartirán los premios más técnicos de la noche, ya que los premios
interpretativos irán a parar muy probablemente a actores de películas quizá
menos conocidas.
En el ámbito
interpretativo creo que tres de los cuatro premios están más que claros. Julianne
Moore tiene prácticamente adjudicado el Oscar por su papel de enferma de Alzheimer
en “Siempre Alice”; a
Hollywood siempre le han gustado este tipo de papeles dramáticos en los que los
actores tienen que sacar todo su talento para transferir a los personajes
credibilidad. No sé si será una justa ganadora o no porque no he visto la
película, pero el Oscar a Mejor Actriz Principal lo tiene prácticamente en el
bolsillo. En las categorías de actores secundarios los grandes favoritos son J.
K. Simmons por “Whipash” y
Patricia Arquette por “Boyhood”
ya que han arrasado y se han alzado con cuantos premios se han concedido este
año. No he visto ninguna de las dos películas, luego tampoco puedo opinar sobre
sus interpretaciones, aunque sí he de reconocer que me gustaría ver “Wiplash”, una historia sobre un
chaval al que le encanta el jazz y que para ser una gran músico es ayudado por
un profesor demencial e inaguantable interpretado por J. K. Simmons. “Boyhood” no tengo intención de
verla.
Sin embargo a
pesar de esta relativa claridad en los premios interpretativos, está la
categoría de Mejor Actor Principal que va a estar mucho más reñida. Hasta el
momento ha sido Eddie Redmayne, por su papel en “La Teoría del Todo” como Stephen Hawkings, quien se ha
llevado el gato al agua, pero en Hollywood nunca se sabe y quizá por su
juventud y por juzgar que tiene toda la vida por delante para ganar un Oscar el
premiado sea Michael Keaton por su papel en “Birdman”. Depende de cómo se lo tome la Academia podrá ganar
uno u otro, si optan por la juventud, por una interpretación magistral y muy
dura como la que hace Redmayne será este quien se alce con el Oscar. Por el
contrario si optan por la veteranía y por premiar una carrera brillante en el
cine y poco reconocida, será Michael Keaton el ganador. Pero yo aquí sí que
tengo algo más que decir, porque creo que ninguno de los dos merece el Oscar,
creo que el mejor actor de este año es Benedict Cumberbatch por interpretar de
manera intensa, realista y dura a Alan Turing en “The imitation game”. Sin embargo Hollywood ha ignorado este
papelón de una intensidad sobrecogedora en algunos momentos, cosa que me parece
una frivolidad, algo típico de Hollywood por otra parte. Pero el domingo
saldremos de dudas y veremos si se ha hecho justicia.
Pasemos ya a los
dos premios gordos de la noche del domingo. Para Mejor Película este año hay
ocho candidatas, de las cuales he visto la mitad, aunque ninguna de las dos
grandes favoritas para alzarse con este premio como son “Birdman” y “Boyhood”.
La primera sí que me hubiera gustado ir a verla pero al final por cuestiones
que no vienen al caso no fui, la segunda no tengo ni ganas ni intención de
verla, ni en el cine ni en mi casa a posteriori. Supongo que la ganadora será “Boyhood” ya que parece que este
año gustan las frikadas. No entiendo qué tiene de cine estar doce años grabando
la vida de un chaval durante su adolescencia, o de interesante, no sé qué
verdadero placer hay en algo así ni qué se ha pretendido demostrar con esta
película, pero algo tendrá digo yo. Si ganara “Birdman” creo que sería algo más justo ya que es una
historia original, de las pocas que se hacen en Hollywood últimamente. Pero
aquí yo también tengo mi favorita, que no es otra que “El Gran Hotel Budapest” que desde que la vi el año pasado me
dejó un grandísimo sabor de boca, y creo que es de lo mejor que ha ideado la
industria del cine en los últimos años. Para Mejor Director, pasa tres cuartos
de lo mismo, estará entre Alejandro González Iñárritu por “Birdman” y Richard Linklater por “Boyhood”. Vuelvo a decir lo de antes, no puedo juzgar. Creo
que estaría bien que este año, y que no sir de precedente, se dividan estos dos
grandes premios y vaya cada uno para una película, cosa que como saben quienes
me conocen no me gusta que se haga.
Para el resto de
los premios que se darán en la noche del domingo creo que el Mejor Guión
Original será para “El Gran Hotel
Budapest”, aunque “Birdman”
también tiene grandes posibilidades; mientras que el Guión Adaptado será muy
probablemente para “La Teoría del Todo”.
Los premios más técnicos estarán bastante repartidos, con especial
predominancia para “El Gran Hotel
Budapest”, aunque dependiendo de la categoría podría haber sorpresas,
aunque no suelen ser premios en los que las sorpresas sean mayúsculas. La Mejor
Banda Sonora debería ser para “La Teoría
del Todo” ya que es sin duda la más minimalista e intimista de todas
las nominadas y además sabe transmitir los sentimientos adecuaos que acompañan
a la historia que se narra en la película. Como película de animación creo que
la ganadora será “Cómo entrenar a tu
dragón 2” aunque la verdad es que entre las nominadas no es que haya
gran calidad, sin desmerecer ninguna que conste.
Pues ya está creo
que no tengo mucho más que decir. Sólo queda esperar. La alfombra roja ya
estará tendida, el decorado dispuesto, las carpas desplegadas y las gradas de
prensa y aficionados al cine colocadas en su sitio para que nadie se pierda ni
un ápice ni segunda del desfile de modelitos de las actrices para poder
criticar o alabar a gusto una vez acabe la ceremonia. Los sobre con los nombres
de los ganadores ya están lacrados y a buen recaudo. Las estatuillas del tío
Oscar pulidas y brillantes para levantar los amores y desvelos de los
candidatos. Sólo falta que llegue el domingo para que todo se sepa, para que el
velo de misterio y nervios que envuelve el anuncio de cada ganador caiga y se
sepa quien ha sido galardonado este año con el premio más codiciado del mundo,
el Oscar de Hollywood. Apenas quedan unas horas para que llegue todo este gran
circo del cine, para que algún ganador nada más recibir su premio diga: ¡Qué
bueno estás Oscar!
Caronte.
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