Después de mucho
meditar he decidido empezar una nueva serie de artículos en este blog dedicados
esencialmente a los viajes, al turismo, tanto nacional como internacional. No
pretendo en estos artículos extenderme mucho, ni contar excesivas experiencias o
anécdotas personales, simplemente daré desde mi más humilde punto de vista una
serie de consejos para visitar los diferentes destinos de los que me decida a
hablar. Tampoco pretendo convertirme ahora en un gurú de los viajes, ni ser una
especie de oráculo para aquéllos que lean el blog (pocos lamentablemente) y les
guste viajar, simplemente quiero poder servir de ayuda y/o consejo para los
aventureros.
La primera entrega
de esta serie de artículos, que espero engordar a medida que vaya viajando, o
recuerde viajes ya hechos y pasados, archivados en lo más recóndito de mi
memoria, va a tratar sobre Praga, la vieja y noble capital del antiguo reino de
Bohemia. Muchos seréis los que alguna vez os habrá llamado la atención viajar,
¡nos ha fastidiado, y a quién no!, y muy probablemente de entre esos muchos
corazones viajes habrá quiénes habréis fijado en algún momento vuestro ojo
turístico en Praga. Normal, es una ciudad bellísima y encantadora, y además
desde hace ya décadas está dentro de los tours turísticos principales del viejo
continente. Gracias a su historia centenaria, sus calles estrechas, sus
monumentos mundialmente reconocidos, sus palacios, mansiones, puentes, plazas y
también por qué no su cerveza, Praga es un destino turístico de primer orden a
esfera europea. Pero vamos, todo lo que puedo contar sobre esta ciudad a nivel
histórico o turístico se encuentra en las guías de viaje.
Los consejos que a
continuación voy a dar hay que considerarlos también en ciertas circunstancias.
Ya a Praga he ido en el mes de julio, de miércoles a sábado, y solo. Luego mi
visión de la ciudad es probablemente muy diferente a la que tendría un grupo de
amigos, que vaya un fin de semana en marzo por ejemplo, o la de una pareja de
viaje más o menos romántico en mitad de diciembre. Pero allá voy:
1.- Primero de
todo: la ubicación del hotel. Recomiendo que el hotel que se elija esté más o
menos en el centro. Con esto no quiero decir que deba estar justo en frente del
Castillo de Praga, o junto al Puente de Carlos. No. Pero hay cientos de hoteles:
más grandes, más pequeños, medianos; de todos los precios y para todos los
gustos y por alejarse un poco de las zonas donde se amontonan los monumentos no
pasa nada. Para concretar un poco más, una buena zona para buscar hotel sería
la comprendida dentro de la zona que une el Teatro Nacional con el Puente
Stefanikuv sin acercarse mucho al centro más turístico donde aparte de que los
hoteles son más caros hay mucha más gente y hay más bullicio de restaurantes y
demás.
2.- Planos, mapas
y guías turísticas fuera. Praga no se visita, Praga se descubre. No me
entendáis mal. Los planos y las guías turísticas cumplen una función muy buena
cuando se hace turismo, pero si de verdad se quiere conocer una ciudad y terminar
por amarla y disfrutarla hay que ir a la aventura. Yo en ningún momento utilicé
ningún plano para moverme por Praga y aquí estoy: ni perdí el avión, ni me
violaron en un callejón oscuro, ni acabé en comisaría por presunto pederasta.
Esta es una de mis recomendaciones más claras y concretas. Y lo digo de todo
corazón. Praga es una ciudad pequeña, con estudiar un poco la zona que se
pretende visitar al día siguiente por la noche antes de dormir y visualizar más
o menos donde está lo importante, es suficiente. Si por ejemplo se quiere
visitar un bulevar de un extremo a otro, lo mejor es ir cogiendo las calles que
salgan del mismo aunque no sepamos donde se llega.
Este consejo de
fuera mapas lo digo porque de verdad que en Praga merece la pena. Puede que en
ciudades más grandes como Roma, Londres o París en las que las distancias son
mayores y hay mayor concentración de lugares que ver y monumentos que visitar,
los planos y las guías sean fundamentales. En Praga no. Y sobre todo en la zona
de Mala Strana, o el barrio del Castillo, donde quien no callejee y sienta
haberse perdido (sensación irreal por otra parte) no saboreará realmente Praga.
3.- Evitad las
manadas de turistas. No sé si sois de los que cuando viajan y hacen turismo se
suman a manadas ingentes de turistas que van en visitas guiadas sin atender una
mierda a las explicaciones, sacando fotos hasta a las cagadas de los perros autóctonos
y asfixiados por ir a un ritmo que ni Usain Bolt aguantaría. Yo ya lo digo
ahora para que conste, NO. Odio las manadas de turistas, y más las asiáticas
que no respetan nada. Praga por desgracia está llena de estas manadas
desorientadas muchas veces. Pero es lo que tiene aparecer en todos los folletos
turísticos de Europa: que en verano es imposible ver Praga con calma y tranquilidad.
Sé que es difícil lo
que voy a recomendar porque por norma general las vacaciones se tienen en
verano. Pero si podéis viajar a Praga cuando más baja sea la temporada
turística mejor. Os ahorraréis ver todos los lugares emblemáticos de la ciudad
como si acabaran de abrir El Corte Inglés el primer día de rebajas. Lo digo en
serio y por experiencia propia. Estuve a finales de julio y a partir de las
once de la mañana ya era agobiante visitar el Castillo de Praga, la Plaza de la
Ciudad Vieja o el Puente de Carlos. No se podía caminar sin esquivar gente. Y
ya el camino que conduce desde el Reloj Astronómico al Puente de Carlos era
como caminar por la calle Preciados en Navidad.
Si no podéis ir a
Praga en temporada baja os recomiendo una cosa. Si queréis ver con algo de tranquilidad
los principales lugares de Praga: Puente de Carlos, Reloj Astronómico, Plaza
Vieja, etc., id a primerísima hora de la mañana. No estoy hablando de las diez
de la mañana, sino de las nueve. Es muy recomendable. Nada tiene que ver el
Puente de Carlos a esa hora que a partir de las once de la mañana.
4.- Monumentos.
Desde mi punto de vista Praga tiene dos, y si se me apura tres, monumentos por
los que merece la pena pagar la entrada y visitarlos. Uno de ellos es sin lugar
a dudas el Castillo de Praga. Lo que pasa es que para verlo en toda su
extensión y esplendor sería necesario emplear casi dos días. Pero no merece la
pena. Sinceramente. Yo cogí el segundo tour más completo a precio de estudiante
(125 czk) y sin ir con prisas tardé en visitar el Castillo 2/3 horas. Eso sí,
vuelto a repetir, para verlo con calma, sin tumultos, sin aglomeraciones y
poder disfrutarlo hay que madrugar e intentar estar en la puerta nada más que
abran (así también os evitaréis las larguísimas colas que luego se forman, yo
no esperé nada de cola).
Nota: el cambio de
guardia (a las 12 h) es más que prescindible.
Otro monumento que
merece la pena visitar es la torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja (donde
está el Reloj Astronómico) y subir hasta arriba para poder disfrutar de una
vistas impresionantes de la ciudad. No os preocupéis no hay que subir andando
si no se quiere: hay ascensor. Pero como con el Castillo, es preferible
madrugar, si no es imposible disfrutar de ninguna vista. Y por último yo
recomendaría visitar alguna de las sinagogas de la ciudad. Yo visité tanto la
Sinagoga Española, como la Sinagoga Vieja-Nueva, que es la más antigua que hay
en toda Europa todavía en uso como tal. Eso sí si visitáis esta última preparad
dinero porque a precio de estudiante fueron 110 czk (comparad con el precio del
Castillo), para ver una sinagoga más pequeña que mi casa.
Nota: si soy
sincero el cementerio judío de Praga creo que es algo de lo que se puede
prescindir. Hay unas colas enormes siempre, es muy caro y hay cosas en la
ciudad que son gratis que merecen mucho más la pena.
5.- Comida. Tema
siempre muy delicado, sobre todo para algunos. En Praga no hay problema para
encontrar lugar para comer, y además barato. Eso sí hay que alejarse un poco de
las calles principales y del centro (Plaza de la Ciudad Vieja, calle principal
de Mala Strana, etc.). Merece la pena probar la comida checa, sobre todo el
gulash, ya sea al estilo típico metido en una especie de cazuela de pan que se
come, o en un plato normal y corriente. Yo no bebo cerveza pero dice que la
checa está muy buena, así que a quien le guste adelante y también es muy
barata. Para que os hagáis una idea yo cené un par de veces en un restaurante
checo de comida europea (italiana principalmente) y nunca pasé de los 13 euros
(este precio corresponde a un entrante, un plato principal, postre y bebida).
Por entre 7-10 € se puede comer muy bien en muchos lugares de Praga.
Por si a alguno le
interesa el restaurante del que he hablado se llama “Restaurace U chlupatýho
ducha” y se encuentra en la calle Konviktská 1013/6; justo al lado del hotel en
el que me alojé, que por si a alguien también le puede interesar se llama “Cloister
Inn”.
6.- Varios. A ver
por norma general en Centro Europa en verano no suele hacer excesivo calor, lo
que pasa es que puede ocurrir lo que me pasó a mí que la primera tarde que pasé
en la ciudad me empapé en sudor del calor que hacía (aparte de la humedad que
era horrible), menos mal que el resto de días bajó la temperatura y se nubló
algo. Ir bien pertrechados de carretes o tarjetas de memoria para las cámaras
de fotos, de batería para las mismas porque se usa bien la cámara, ya lo aviso.
Y creo que nada más.
Y con esto y un
bizcocho ya podéis viajar a Praga. Espero que os haya parecido interesante y servido
de ayuda. Praga es una ciudad preciosa que podría definir como ciudad museo, todo en ella merece ser
admirado, contemplado, disfrutado y visitado. Yo disfruté mucho la ciudad
aunque también digo no da para más de tres días completos como mucho (y creo
que me estoy pasando) y no volveré a visitarla en verano nunca, prefiero pasar
frío por ejemplo antes de tener que volver a esquivar y evitar manadas de
turistas salvajes. Si alguien tiene alguna pregunta o quiere saber más, pues
una de dos, o me deja un mensaje en el blog o se compra una guía y es la lee.
Hasta el próximo
viaje.
Caronte.
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