jueves, 22 de mayo de 2014

Semanas de relleno

Llevamos en mi Escuela, al menos en mi curso quinto, un par de semanas sin hacer absolutamente nada de provecho. Más en concreto, desde que volvimos de las vacaciones de Semana Santa ir a la universidad ha supuesto una pérdida constante y continua de tiempo, dinero, y horas de sueño. Es cierto también que este año el calendario de fiestas ha caído muy mal para compaginarlo con el calendario escolar, pero eso ya no es problema mío ni de mis compañeros, nosotros no tenemos la culpa de la falta de previsión y planificación horaria. Entre el Puente de Mayo y el de San Isidro en Madrid, desde que volvimos de comernos las torrijas hemos tenido más días de asueto que lectivos.

Y la verdad es que me jode que sea así. Parece que hacernos perder el tiempo es algo que está dentro de la carrera. Bastante tenemos que estudiar para prepararnos la época de exámenes como para también tener que estar aguantando las peroratas de algunos profesores, que encima saben perfectamente que está ya rellenando el tiempo, contando cosas que si no contaran no pasaría nada pero que como se supone que por horario tienen que dar clase todavía, pues las cuentan y las adornan con divagaciones varias y disertaciones sobre temas que nada tienen que ver con la supuesta planificación del curso académico. Los profesores saben que suele pasar esto, porque además lo confiesan en clase, y si lo saben ¿por qué lo siguen haciendo? No lo entiendo. Mi cabeza no termina de comprender que nos hagan perder el tiempo de esa manera tan flagrante. Se supone que quieren aprobarnos, o eso es lo que ellos dicen, pero nos hacen venir a clase en estas semanas de relleno que llevamos desde que volvimos de Semana Santa.

Hay asignaturas que es cierto que hemos hecho algo más que en otras, y que por tener un temario muy extenso las clases se aprovechan hasta el último día. Estas clases al menos no parecen una pérdida de tiempo. Pero hay otras en las que se ve claramente que el temario terminó hace tiempo y para rellenar los días lectivos que les faltan, idean conferencias/charlas/debates para pasar el tiempo. A parte de que estas últimas semanas no estamos haciendo nada, me fastidia mucho que para la primera parte del curso todos los profesores fueran corriendo dando clase porque decían que no iban a llegar a dar todo el temario, y que ahora a final de curso estén con las manos en los bolsillos contándonos aventuras propias. Con que solamente se hubieran planificado mejor, y hubieran planeado mejor el curso, no hubiéramos estado hasta el cuello durante el primer “cuatrimestre” del curso, cuando las clases apenas daban para dar lo que estaba planeado, y los profesores tenían que correr como galgos tras su presa avanzando muchísimo en todas las materias, los que daban clase con dispositivas apenas dejaban tiempo para copiarlas y encima no las daban. Estábamos hasta el cuello, y además a diferencia de lo que había pasado hasta este curso, durante los exámenes de los primeros parciales también había clases, so pretexto de que o lo hacían así o no podían dar todo el temario. Viendo como está acabando el curso, creo que se rieron de nosotros como quisieron, sin esconderse vamos, a carcajada limpia. Una vergüenza eso es lo que es.

Pero si ha habido una cosa que me ha terminado ya por sacar de quicio, y que me ha hecho reír, básicamente por no llorar, fue lo que hace dos semanas nos dijo nuestro profesor de Obras Hidráulicas. Esta asignatura se articula en teoría y ejercicios. Mientras que en la parte de teoría el profesor va a apurar todas las clases que le quedan para terminar el temario aunque también da la sensación de que en el último mes no hemos dado absolutamente nada de provecho; en la parte de ejercicios, la parte práctica de la asignatura, el profesor encargado de la misma vino hace unas semanas diciendo que él ya había terminado su parte, cuando todavía le quedaban cuatro días de clase, y cuando además durante todo este segundo parcial no ha hecho entero ningún ejercicios de cuantos ha intentado hacer en clase, con horribles y catastróficos resultados. Pero aún es más hiriente esta actitud teniendo en cuenta que el primer parcial, apuró hasta la última clase para dar temario y hacer (bueno, más bien esbozar) un tipo de ejercicio que a la postre terminó cayendo en el examen. Y no sólo esto sino que viendo que le sobraban clases, que se había organizado tan bien que había terminado antes de tiempo so trabajo (pensando incluso que lo había hecho bien), en los días que todavía le quedan de clase se ha puesto a dar algo que se supone casi nunca le da tiempo a dar pero que este año sí, y que por tanto entra como materia de examen. Lamentable  ¿Cómo es posible que este profesor se haya organizado tan sumamente mal, teniendo en cuenta además que es el Director de la Escuela? No tiene explicación, o al menos yo no la encuentro. No termino de entender el afán que tienen algunos profesores por perder su tiempo de esa manera, más aún cuando es a ellos mismo a los primeros que se les nota que lo que están dando ya no es clase normal y provechosa sino relleno. Semanas de relleno, sin más.

No sé si será incompetencias, mala planificación, dejadez por parte de los profesores, o simplemente que pasan de ello, pero creo que estas semanas que llevamos de relleno del curso se podrían evitar simplemente ajustándose mejor los tiempos de las clases y el contenido de cada una de ellas. Con una buena planificación, salvo improvistos de última hora, esto no pasaría y se aprovecharía mejor el tiempo en la universidad. Y más teniendo en cuenta que algunas asignaturas sí tienen una carga lectiva suficiente para llenar el curso y aún quedarse cosas en el tintero sin dar, o dadas de manera muy superficial por falta de tiempo. Sabiendo como saben los profesores cómo son las asignaturas que imparten, deberían ser capaces de organizar la docencia de tal manera que las asignaturas cuyos temarios son muy extensos de verdad tuvieran las horas suficientes para darlo sin estrecheces ni agobios, tanto para los profesores como para nosotros los alumnos, y que aquellas asignaturas que parecen paseos por campos de flores y en las que las mayoría de las clases de final de curso se ve que son de relleno, pues tengan menos días lectivos y que por tanto las clases sean algo más productivas.

A mí no me gusta perder el tiempo de la manera en que lo llevamos perdiendo en la universidad en las últimas semanas. Parece que a los profesores sí. Mi tiempo es bastante importante, y supongo que el de los profesores mucho más, pero parece que eso da igual, aquí lo importante es estar en clase calentando los incómodos asientos de hojalata de mi escuela, ocupando un hueco y robando oxígeno al mundo, o esa es la impresión que tengo. No importa que se pierda el tiempo, no importa que lo que se esté dando sea puro relleno, que no vaya a entrar en examen, o que los que vamos a clase nos pongamos a leer el periódico intentando hacer de unas horas perdidas de por sí, unas horas que valgan algo la pena. Por otra parte envidio a esas personas que aman estar con sus móviles y tabletas en clase, y que en estos días de aburrimiento (y aunque no fueran estos días, muchos han estado todo el curso con sus aparatos electrónicos de última generación jugando, chateando, consultando la bolsa, u organizando algún viaje) pueden distraerse con cualquier tontada o whasapeando, bueno en el fondo es lo mismo. Muchos profesores se quejan también de esto, pero la culpa no es de los alumnos, es de la mala planificación suya que han hecho que estas últimas semanas parezcan a simple vista una pura pérdida de tiempo, y más aún teniendo en cuenta que los exámenes están a la vuelta de la esquina como quien dice (aunque sea literal en este caso, ya que las clases las acabaremos mañana y el sábado tendremos el primer examen, que también hay que tener valor, y otros atributos, para poner un examen en sábado, algo que debería estar penado por delito de lesa humanidad).

Sirva esto como crítica constructiva, como dicen los profesores cuando se ríen de los resultados de los exámenes delante de nosotros. No es más que eso una crítica y punto. En el fondo estoy seguro de que a algún compañero mío que otro estas semanas no les habrán parecido una pérdida de tiempo, sino más bien todo lo contrario, unas clases la mar de provechosas. ¡Qué vida más triste deben tener si no consideran que hayamos estado perdiendo el tiempo como imbéciles! ¡O qué valor el suyo para ver provecho donde sólo soy capaz de ver incompetencia y mala planificación lectiva! Pero bueno, en el fondo después de cinco años en la escuela debería estar más que curado de espanto y esto no me debería resultar nuevo, teniendo en cuenta que ha pasado todos los años. Pero mi mente intenta olvidar todo lo relacionado con mi escuela, y esto más todavía.


Caronte.

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