miércoles, 31 de diciembre de 2014

Fin de 2014

Hoy hace justo un año, 365 días que publiqué en el blog mi primera entrada. Aquella primera entrada, y por casualidad también la última, de 2013 se titulaba igual que esta, salvo por el detalle del año. Sé que no soy original. Lo admito. Pero no creo que nadie me pueda decir nada, total, en el blog sólo escribo yo y casi nadie lo lee. Sólo los más fieles seguidores se habrán dado cuenta, o ni eso. Pero si el cartel luminoso de fluorescentes de color verde burdel, que todos los años desde que tengo memoria nos felicita el año nuevo desde el Reloj de la Puerta del Sol puede seguir sin actualizarse al siglo XXI, creo yo que puedo repetir el mismo título de artículo dos veces.

Hace un año empecé una aventura con este blog. Cuando comencé a publicar los primeros artículos no sabía muy bien qué sentido iba a tener el blog, ni siquiera sabía si iba a poder escribir y por tanto a mantenerlo activo. Pero aquí estoy, el último día del año 2014, escribiendo y publicando este último artículo. Han sido en total en este blog unos 104 artículos, lo que supone que, si no me falla la memoria y los cálculos son acertados, he publicado una media de dos artículos por semana. Ni yo mismo me lo creo. Pero son datos objetivos. Es más a mediados de año decidí crear un nuevo blog dedicado en exclusiva a escribir críticas de  libros y películas que fuera leyendo y viendo en el cine. Si sumara ese otro blog daría todavía una cifra mayor de artículos escritos.

La verdad es que para mí fue todo un reto empezar un blog personal. No porque pensara que lo fuera a leer mucha gente (eso la verdad me da un poco igual) sino porque implicaba obligarme a escribir a menudo. Ejercitar la escritura no es una tarea fácil. Puede parecer sencillo ponerse a escribir, pero habiendo pasado los últimos cinco años de mi vida en una Escuela de Ingenieros la habilidad de escribir mengua bastante. Por eso también empecé el blog, para poder dar rienda suelta a una de mis pasiones abandonas por error: las letras en todas sus formas. Los artículos, todos, son pura basura. Es posible que de los 104 de este blog se puedan salvar como mucho 10, y creo que estoy siendo muy generoso. Sé que no escribo bien, eso no lo puedo negar, es una obviedad. Pero el simple hecho de haber pasado todo un año escribiendo, más o menos a menudo, para mí ha sido todo un logro del que me siento más que orgulloso.

De momento casi todo lo que escribo lo he vivido yo. Esto no quiere decir que sea una verdad absoluta. Todos los que habitamos este mundo lo hacemos dentro de nuestra propia verdad que a su vez debe convivir con las verdades de otras personal. Mi realidad, lo que yo he vivido y sentido, y luego plasmado en forma de artículo, es tan subjetiva como la forma de las nubes. No siempre he estado acertado escribiendo y es posible que en algunas ocasiones mis emociones, mis sentimientos, me hayan vencido y mi realidad se haya visto aún más distorsionada de lo normal. Pero lo escrito, escrito está. No puedo volver al pasado al día en que escribía cada uno de los artículos para cambiarlos. Es cierto que puedo modificarlos a posteriori, pero siempre queda la primera versión. Esa no se puede variar por mucho que quiera. En el fondo, escribir es una manera de ver y leer la vida, en mi caso la mía propia, y por esto también empecé el blog para poder tener una vía de escape a todos los sentimientos que crecen dentro de mí y que por desgracia de momento no sé expresar de otro modo. No voy a negar que ambiciono escribir algún día una novela. Pero creo que todavía no estoy preparado.

2014 se está acabando. Literalmente. Quedan apenas unas horas para que el Reloj de la Puerta de Sol empiece a tocar su tradicional música, y nos acompañe hacia un nuevo año. Otro año más se acaba. Otro años menos empieza. A estas horas, mientras yo me dedico a escribir estas miserables líneas, en casi todas las casas de España las familias se estarán preparando para celebrar juntas en todo lo posible la llegada del nuevo año. Las cenas serán excesivas en aquellas casas que se lo puedan permitir. Pero habrá muchos hogares que no podrán celebrar por todo lo alto esta Nochevieja. Hogares tocados por una lacra durísima que parece que se ha instalado en nuestra sociedad para no irse en mucho tiempo: la crisis, el paro. Dicen algunos cretinos que la crisis se ha acabado, que los datos económicos de España van mejor. Y yo al oír estas palabras más que optimistas me pregunto: ¿vamos realmente mejor? Cómo es posible que se diga que la crisis ha acabado si uno de cada dos jóvenes, los jóvenes más preparados de la historia de España, no encuentran trabajo. Cómo es posible que en España hoy en día haya niños que pasen hambre, y que la crisis se esté acabando. Cómo es posible que hoy en España muchas familias no puedan estar juntas por tener a sus miembros más jóvenes y con voluntad fuera de sus fronteras, lejos de sus casas y hogares, trabajando en países extranjeros, y echando en falta con tristeza a su familia en estas fechas, por haberse tenido que ir de aquí buscando esperanza y un futuro mejor (haciendo turismo según alguna ministra incompetente). Cómo puede pasar todo esto y que salga el señor presidente del Gobierno a decirnos, con muy poca vergüenza por su parte, que la crisis se ha acabado y que 2015 será el año de la recuperación. Ojalá sea así, pero ya no me creo ni una palabra de esta panda de bandidos miserables que nos gobierna.

Dejemos a un lado la política porque si no es posible que no acabe este artículo. 2014 está agonizando. Está empezando a decir adiós desde el barco que le llevará al pasado, a la vida inmortal del recuerdo de los seres humanos. Se acaba un año histórico en España. Un año en que hemos visto una transición en la corona, con la abdicación del Rey Juan Carlos I, y el ascenso a la Jefatura del Estado de su hijo Felipe VI. Este anacronismo, este sistema varado en el pasado como dirían los republicanos, ha sido algo insólito, histórico. Todavía recuerdo que lo viví en clase de repaso preparatoria para el examen de Arte de la Ingeniería, en mi Escuela (por cierto menuda clase absurda y sinsentido). También ha sido un año de luto nacional para España, por la muerte de su primer presidente democrático, Adolfo Suárez. Los funerales de Estado por el forjador de la Democracia, volvieron a traer al presente un espíritu, el del diálogo y la concordia, que hace tiempo se perdió. También esta año 2014 ha sido el de la confirmación del diálogo de dos necios, Artur Mas y Mariano Rajoy, que como dos sordos que gritan a voces para entenderse han escenificado lo más miserable de la política en este país.

En el ámbito personal he de decir que puedo calificar este año como neutro. Ni bueno, ni malo. Algo que no esperaba que fuera así hoy hace un año. Ha habido cosas buenas y otras no tan buenas. Alegrías y decepciones (por frivolizar un poco, citaré como alegría la Décima Copa de Europa del Madrid; y como decepción la eliminación en primera fase de la Selección Española en el Mundial de Brasil). Pero al final todas se han compensado y el año, que en sus primeros meses parecía un gran túnel húmedo, oscuro y sin fin, ha acabado por parecérseme un túnel del que ya empiezo a ver el final. Pero esto es el pasado. Todo esto es 2014. No puedo, ni tampoco quiero, olvidar las vacaciones que he tenido con un par de amigos de la universidad por media Europa. No han sido las primeras vacaciones con amigos, y habrá que ver si son las mejores, pero lo que sí han sido es inolvidables. Pero también están en 2014, y por tanto ya casi en el pasado, en el año pasado. También me alegro de poder haber arreglado una serie de problemas con alguien a quien en su día tuve como un gran amigo y que quise como un hermano, y con el que por asuntos diversos me terminé por enemistar. Pero para eso también están los años para enmendar los errores que uno comete. En 365 días hay mucho tiempo para todo, y el que yo dedico a pensar y dar vueltas a mis problemas es mucho.

Pero ya mañana todo lo que hoy pase, habrá pasado en el año pasado. Odiosa frase que en los primeros días de cada año suena casi a chiste, absurda. Como a chiste suena también el ir felicitando el año nuevo a todo el mundo la primera vez que ves a una persona, aunque sea el 28 de enero. Pero bueno son tradiciones que no creo que se vayan a ir nunca. Aunque no se sabe, ahora con los móviles, los whatsapp, los drones y demás es posible que dentro de unos años no haya nadie en la Puerta del Sol para recibir en año en vivo y en directo sino que con la realidad virtual cada uno lo pueda disfrutar desde donde esté (incluso Luis Bárcenas desde la cárcel). Mañana, es decir el año que viene, empezará todo de nuevo. Un nuevo ciclo anual. Y volveremos a querer que llegue el 31 de diciembre para estar pendientes de la Puerta de Sol y de las campanadas de su famoso reloj, teniendo que escuchar una y mil veces a los presentadores de las Campanadas explicarnos como si fuéramos faltos cómo funciona el reloj, ¡cómo si no supiéramos que primera van los cinco cuartos, luego las campanadas de las once, y por último el carrillón que bajará en doce segundo para que podamos comernos las uvas peladitas y sin hueso! ¿O no era así? Bueno da igual seguro que algún primo a la última en tecnología puede buscar cómo funciona lo de las campanadas en su móvil de última generación que no le cabe en el bolsillo y que le obliga a sentarse como si estuviera escocido.

Como tampoco quiero aguar la fiesta a nadie con un artículo que en el fondo nadie va a leer, por mucho esfuerzo que me lleve escribirlo (¡panda de desagradecidos!), y que pasará al pasado una vez lo publique, voy a ir concluyendo. Aunque siempre que digo esto acabo escribiendo más de lo que ya llevo. 2014 se extingue, y 2015 está pugnando por salir, por nacer y ver el mundo. Lo que nos deparen los próximos 365 días sólo depende de nosotros. Eso del destino está muy bien para quien se lo crea (¿yo?), pero lo que nos pase a partir de las 00:00 h de mañana, o de las 23:59 h de hoy, sólo dependerá de nosotros. Pedir al año lo que queráis que seguro que se cumple. Yo pediré lo de siempre, y como siempre pasará el año y no llegará ese deseo. Lo que pasa es que el deseo que yo pido solo yo me lo puedo conceder, y sé qué debo hacer para conseguirlo lo que pasa en que nunca termino por hacerlo. ¡A lo mejor tengo que cambiar de estrategia y pedir otro deseo!

Lo dicho, desead muchas cosas que es gratis y no hace mal a nadie (aunque si alguno desea el mal a alguien que dirija bien sus pensamientos y apunten a las sedes de PP en la calle Génova, o del PSOE en la calle Ferraz; o que piense con fuerza en la cara de algún político, qué sé yo, por ejemplo E. Aguirre, bueno mejor dicho Esperanza A., o de A. Mas o de cualquier otro menda de estos que nos amargan la existencia con sus mierdas personales). Decid adiós a 2014 y preparaos para dar la bienvenida a 2015, que espero sea mejor para todos que el año que empieza ya a extinguirse.

Y por último, deseo a todos mis lectores, y en general a todo el mundo de bien (exclúyanse de este grupo políticos, banqueros, empresarios corruptos, el Maestro Yoda catalán, los tutores del PFC, los catedráticos momificados y el equipo directivo de Escuela, los intolerantes, los fanáticos religiosos, etc.) un ¡¡FELIZ AÑO NUEVO 2015!! Y a los que salgan de fiesta tras las uvas espero que no lleguen a sus casas hasta el día dos de enero, yo mientras veré mañana como todos los años el Concierto de Año Nuevo de Viena.

Os deseo de todo corazón lo mejor para el año nuevo 2015, que todos los deseos se os cumplan y que las decisiones que toméis sean acertadas.

Caronte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario