Miguel de
Cervantes (en este artículo será o Don Miguel, ya que quizá es y será el único
hombre con ese nombre que podrá ser referido universalmente siempre con dicho
título de distinción y respeto, o Cervantes a secas, según me dé) murió en el
mes de abril de 1616, es decir, justo hace cuatro siglos. Ahí es nada. Sé que
hay gente que este dato le dará totalmente igual, y a la que le dejará
completamente indiferente, pero a mí no. Las figuras como Cervantes siempre merecen
hueco en la cultura de un país y más aún en fechas tan importantes como el
cuatrocientos aniversario de su muerte.
La figura de Don
Miguel no es una figura cualquiera en la cultura española. Miguel de Cervantes
ha sido, es, y será siempre una figura literaria universal, que ha traspasado,
traspasa y traspasará (aunque a muchos les pese) nuestras fronteras. Cervantes
no pertenece únicamente a España, como sí lo hacen otras figuras de la historia
cultural española, sino a todo el mundo. Don Miguel es una de esas
personalidades que están presentes en el estudio de la literatura universal en
todos los rincones del planeta. Desde Reino Unido hasta Nueva Zelanda, desde la
Tierra del Fuego hasta la Península de Kamkatcha, desde la ciudad más
cosmopolita de los EE.UU., hasta el pueblo más perdido y tradicional de Japón.
Quizá he exagerado un poco pero la figura de Cervantes y la ocasión merecen la
pena.
Pero España es
diferente a todo. Siempre lo hemos sido y siempre lo seremos. Da igual que Don
Miguel naciera en una de las ciudades más bellas y hermosas de España, Alcalá
de Henares, da igual que pusiera en el mapa una de las regiones más solitarias
y áridas de nuestro país como es La Mancha. Da igual todo. En España hemos
tratado siempre mal a quienes nos han
puesto en el mundo, a quienes han hecho que se conozca nuestro país,
nuestra lengua y nuestra cultura allende los mares. Nunca nos ha importado la
cultura ni sus figuras más relevantes fuera cual fuera su ámbito: literatura,
escultura, pintura, cine, teatro, etc. En España solo nos preocupamos por la fiesta,
por el alcohol, por inventarnos alguna celebración para no trabajar, por el sol
y la playa, por ver el fútbol y que nadie nos lo toque, por estar al día de la
vida de los demás (famosos si puede ser), de insultar al vecino, de envidiar al
amigo y de nosotros mismos de manera individual olvidándonos de que formamos
parte de un país riquísimo en muchos ámbitos.
Cervantes está
siendo olvidado, menospreciado, condenado al ostracismo, tachado de antigualla
y de vestigio del pasado. Ya han pasado dos meses desde que empezó este 2016 y
no hay noticia alguna de los actos que todo país orgulloso de su pasado, su
historia y su cultura estaría celebrando o a punto de celebrar por todo lo
alto. Pero ya he dicho esto es España. La sociedad no va a exigir que se haga
nada especial, que no se gaste ni un euro en conmemorar a un muerto por mucho
que ese muerto sea de la talla de Cervantes, a menos que corra la cerveza y la
comida y haya fiestas y días de vacaciones por ese hecho. Es vergonzoso que no
haya nada preparado para conmemorar la muerte de una de las figuras más grandes
de la historia de la literatura universal, cuya obra magna, “El Quijote”, ha
sido traducida a más idiomas que cualquier otra obra de ficción exceptuando la
Biblia. A los españoles les da igual todo esto, pero es que al gobierno de la
nación mucho más.
Pero qué le vamos
a pedir a un gobierno de derechas, cuando dicha ideología en España siempre ha
sentido verdadera alergia por todo lo que sonora a cultura e intelectualidad.
Una ideología analfabeta por norma general, aunque siempre ha habido
excepciones como en todas las malas familias, que tacha de izquierdas todo aquello relacionado con la cultura, y que considera
como rojos a todo el mundo que
dedique su vida a crear algo hermoso para ser disfrutado por el resto de la
humanidad. No entiendo tanto desdén a la cultura por parte de la derecha
política española a no ser que estén acomplejado por ver que pocos
intelectuales y artistas (en el término más amplio de esta palabra tan
denigrada por los poderes mediáticos conservadores) comulgan con sus ideas.
El actual gobierno
en funciones del PP, encabezado por Mariano Rajoy y secundado por ministros tan
ilustres e ilustrados como Fernández Díaz, Montoro, Báñez y anteriormente por
el gran intelectual de este país Wert, lleva despreciando la cultura española
desde que llegó al poder y decidió subir los impuestos a todo lo que tenía que
ver con ella, ignorando que intentar recabar dinero de aquella gente que va al
teatro o al cine para intentar ser un poco mejor persona lo único que consigue
es generar analfabetos. Pero quizá esto es lo que pretender: ampliar su base de
votantes para así poder seguir gobernando durante muchos años sin que nadie les
tosa y sin que nadie se cuestione de verdad lo que hacen.
Este gobierno ha
ignorado desde el principio la cultura y lo sigue haciendo ahora en funciones.
Pero Don Miguel sigue expectante. Y así creo que seguirá. Sólo en los últimos
días parece haber algo de movimiento en todo lo relacionado con los eventos que
se van a realizar para conmemorar y recodar la figura de Cervantes, pero esto
es así básicamente porque organizaciones como la RAE o el Instituto Cervantes,
así como muchos intelectuales de este país se han empezado a movilizar para
exigir que desde las instituciones públicas se haga algo, que se empiecen a
mover los hilos de un año que debería estar lleno de actos, celebraciones,
exposiciones, charlas, congresos, conferencias y ferias literarias que
centraran su actividad en la figura de este español universal que sin saberlo
dio al mundo una de sus referencias culturales clave.
Personalmente no
tengo esperanza alguna de que se pueda recomponer algo que parece más improvisado
que realmente reflexionado y preparado durante muchos meses. Siento vergüenza de
mi gobierno (si es que podía llegar a sentir más todavía). Pero lo que para mí
es más grave aún, es que también siento vergüenza de los españoles, de mis
propios conciudadanos. Entiendo que un gobierno como el del PP no tenga la más
mínima voluntad de celebrar algo de este calibre sabiendo que congregará a
decenas de intelectuales que no dudarán en criticar y dar palos al gobierno y
de sacarle los colores (algunos en el PP saldrían inmediatamente a contestar a
dichos intelectuales tachándoles de izquierdosos e hipócritas, incluso de
defraudadores de hacienda y caraduras). Sin embargo lo que no acabo de entender
es cómo la sociedad española no se indigna por este hecho. Y mientras tanto
Cervantes seguirá esperando.
Para mayor inri y vergüenza
del gobierno español y de España en su conjunto, este 2016 también se celebra
otra efeméride igual de importante: también se cumplen 400 de la muerte de
William Shakespeare. Y digo esto porque el gobierno de Su Majestad la Reina
Isabel II del Reino Unido sí tiene un plan preparado durante meses por no decir
años que ya lleva ejecutando desde el primer día de este año y que su primer
ministro, David Cameron, por cierto de la misma familia política que Mariano
Rajoy, anunció lleno de orgullo durante su discurso de año nuevo. Me gusta
mucho el RU, pero no envidio ni su cultura, ni su estilo de vida, ni su
sociedad. Sin embargo sí envidio el hecho de que saben recordad a sus figuras
más importantes. A los ingleses no les molesta ni les incomoda conmemorar la
muerte de sus compatriotas más célebres. Los ingleses no sienten esa especie de
envidia e inquina que desde tiempos inmemoriales se instaló en la sociedad
española y que desde entonces corre por nuestras venas.
En España parece
como si envidiáramos que Cervantes sea reconocido en el mundo entero y sea
tachado de español. Mientras tanto en RU sienten todo lo contrario. ¿Pero qué
podíamos esperar de un país como España que ni sabe dónde está enterrado su
escritor más universal, y que solo lo busca con ahínco para que una alcaldesa
nefasta que ama las “relaxing cups of
café con leche” se haga la correspondiente foto al final de su mandato para
que se la recuerde como paladín de la cultura y de un orgulloso pasado? Los
ingleses sin embargo saben bien donde pueden ir a dejarle flores a William
Shakespear, ni más ni menos que a la majestuosa e imponente Abadía de Westminster
al “Poet’s Corner” (para Ana Botella “El rincón de los poetas”).
La diferencia
entre la sociedad inglesa y la española estriba en el hecho de que ellos no se avergüenzan
de su pasado sea cual sea. En España sí y ese creo que es el problema que
tenemos en este país. Cada vez que hablamos de algo que tiene que ver con el
pasado se nos pone la piel de gallina y un escalofrío nos recorre la médula
espinal como advirtiéndonos de que entramos en terrenos pantanosos. ¿Qué culpa
tiene Don Miguel de que en España a día de hoy no sepamos mirar hacia atrás y
darnos cuenta de que nuestra historia, a veces triste y dolorosa, es una
historia en común muy poderosa que se remonta muy atrás en el tiempo? Ninguna,
pero lo estamos pagando con su figura.
Cervantes es quizá
la figura española más conocida en el mundo. No estoy hablando del mundo de
bajo nivel intelectual, de los analfabetos del siglo XXI que solo viven de ver
la televisión, sino de ese mundo cultivado, que ve en la cultura la única herramienta
de progreso. Don Miguel es una figura universal de la que los españoles nos
deberíamos sentir más que orgullosos, pero que por desgracia parece que
queremos esconder y no mostrar para que nadie se sienta mal. No lo entiendo, y
por más que pienso en alguna explicación que pueda tener algún argumento de
peso para defenderla, no la encuentro. ¡Hasta los ingleses van a conmemorar
también la figura de Miguel de Cervantes durante su Año Shakespeare! No
entiendo cómo no se nos cae la cara de vergüenza. Bueno sí que lo entiendo pero
quizá es mejor que no piense en ello para no deprimirme aún más.
Sé que escribo
todo esto por tener quizá más sensibilidad que la mayoría a toda expresión
cultural, en especial al mundo de la literatura. Pero aun así me parece
indignante, por no decir indecente, que no se haga nada para honrar la figura
del padre de “El Quijote”. Creo que
los españoles no nos damos cuenta, ni tampoco valoramos, la magnitud de la figura
de Don Miguel a escala universal. Preferimos sentirnos orgullosos de que la
selección española de fútbol haya sido campeona del mundo en 2010 que tener a
uno de los más grandes escritores de la historia de la literatura. Es más, la
consecución del Mundial de Fútbol se recordará periódicamente siempre can actos
y celebraciones por todo lo alto, mientras que la conmemoración de los 400 años
de la muerte de Cervantes pasará desapercibida a no ser que conlleve como dije
al principio días de fiesta, cerveza y comida gratis.
A nivel personal
no me resigno a que la figura de Miguel de Cervantes pase desapercibida. No me
resigno a constatar que nadie en este país mueve un solo dedo para que se
recuerde como es debido la persona del creador de “El Quijote”, entre otras muchas obras, eclipsadas todas ellas por
la magnitud y relevancia de aquélla. Pero me tengo que resignar a que en este
país ocupen más portadas de periódicos y minutos en la información de los
telediarios de ámbito nacional lo que ocurre en Venezuela, lo mala y diabólica
que es Manuela Carmena con sus Reyes Magos de mercadillo y sus titiriteros pro
etarras, y lo bueno que sería para la estabilidad y el bienestar de España que
Mariano Rajoy con su nivel intelectual y cultura siga al frente del gobierno,
que las celebraciones y los actos del Año de Cervantes.
No me he leído “El Quijote” lo que sin duda servirá como
argumento para quien quiera criticarme y llamarme hipócrita; pero no creo que
haya que ser un experto en arte para saber por ejemplo que La ronda de noche de Rembrandt es uno de los cuadros más
importantes de la pintura flamenca. No me siento orgulloso de no haber leído la
obra cumbre de las letras españolas, sino más bien todo lo contrario, pero sí
sé que si España y los españoles no somos capaces de conmemorar y recordar cómo
se debe la figura de Don Miguel de Cervantes Saavedra en el 400 aniversario de
su muerte estaremos cometiendo un error histórico que algún día se calificará
como “vergüenza cervantina” del que no nos arrepentiremos nunca (o quizá sí, en
España todo es posible).
Sólo espero que ya
que estamos ya en marzo no se tarde mucho más en empezar a recordar a
Cervantes. Don Miguel lo merece. Como merece que ayer mismo en TVE la serie El Ministerio del Tiempo, le rindiera un
homenaje más que digno, quizá el primero que se hace en su año, con un capítulo
repleto de comedia, en el que se recordaba la figura de Cervantes y lo que “El Quijote” ha supuesto, y de hecho
todavía supone, para España, y del que el propio autor se hubiera reído y
habría disfrutado como un niño con zapatos nuevos. Todavía estamos a tiempo se
salvar lo que ya ha comenzado como vergüenza, aunque solo sea por superar a los
ingleses en su conmemoración de Shakespeare. Ojalá Cervantes tenga el año que
se merece.
Caronte.
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